El cardenal Sarah está en México para dar una serie de conferencias, escribe el 27 de junio el sitio web VidaNuevaDigital.com.
•“Espiritualmente el hombre está en bancarrota”, dijo en la Universidad La Salle, situada en la Ciudad de México.
•Muchas personas se han olvidado de Dios y se concentran en los placeres fugaces y en un bienestar humano esencialmente material y terrenal.
•La creación está en guerra con ese hombre que pretende defender el medio ambiente, pero al mismo tiempo promueve el aborto, la eutanasia, la homosexualidad; contra ese hombre que pretende luchar contra la mutilación genital, pero al mismo tiempo promueve el cambio de sexo con mutilaciones más dañinas; contra ese hombre que lucha por proteger la naturaleza, pero al mismo tiempo destruye el matrimonio, la vida, y rechaza aceptarse en su propia identidad de hombre o de mujer.
•“¿Realmente creemos que matar a un niño inocente es algo bueno?”.
•El hombre ha iniciado una “guerra satánica” contra Dios y contra el hombre mismo.
•Los cristianos se sienten obligados a retirarse del “mundo” y de sus ídolos, de sus ideologías anticristianas y destructivas del hombre.
•“Nos retiramos del mundo y de sus ilusiones, no por desprecio de la creación y de nuestras sociedades, sino para buscar la verdad sobre Dios y sobre el hombre”.
“El hombre moderno ha empezado una guerra terrible contra Dios y contra el hombre: una guerra satánica”, ha dicho el cardenal Sarah en México, donde ofreció una conferencia en la Universidad La Salle. “Por eso la batalla espiritual contra el mal, es parte de la vida cristiana”.
“En nuestros días reina tanta confusión, tanta ambigüedad e incertidumbre en la enseñanza doctrinal y moral, tanto fuera como dentro de la Iglesia, sobre todo respecto a la identidad de Cristo y la salvación traída por Él”, ha denunciado el exprefecto de la Congregación para el Culto Divino, cardenal Robert Sarah. En esa crisis de fe, Sarah propone cinco consejos
El primer arma en esta lucha es, para Sarah, la Palabra de Dios. “Nuestra principal arma en el combate espiritual es la Palabra”, dijo. “Y, por lo tanto, hay que conocerla muy bien”.
“La otra arma fundamental es la oración. El Papa Benedicto nos dio una gran lección del poder de la oración en sus últimos 10 años de vida”, recordó. Así, el Cardenal animó a no dejar de rezar, ir a Misa y confesarse: “Hoy tenemos necesidad urgente de reapropiarnos de estos dones divinos”, subrayó.
En tercer lugar, el cristiano debe alimentar la vida interior. “Cuando nos retiramos al desierto de la vida interior, discernimos la verdad de que la creación está en guerra contra el hombre que pretende curar la ecología y la defensa del ambiente, pero al mismo tiempo promueve el aborto, la eutanasia y la homosexualidad”, dijo.
Cuarta arma: el silencio. “En el silencio, entramos en la presencia de Dios en nuestros corazones. En el silencio, todos los ruidos, las distracciones y aun las preocupaciones más legítimas son oportunamente relativizadas, puestas en relación con la cruz y ahí aparece la luz del Evangelio. Ahí todo se ofrece a Dios, también nosotros mismos”, afirma el cardenal. “El hombre moderno ha iniciado una terrible guerra contra Dios y contra el hombre: una guerra satánica. Es por esto que la batalla espiritual con el mal es parte de la vida cristiana”, agregó.
Pero la vida interior exige lucha. “La lucha actual, y de todos los días, se da en los corazones y es como dice San Pablo, contra los espíritus del mal. Los demonios buscan a toda costa mi ruina y mi alejamiento de Dios”, advirtió Sarah. “Es imperativo hoy disciplinar la mente y el corazón clavando la mirada en la Cruz”, comentó.
El Cardenal Sarah señaló que el “ser humano lucha por proteger la naturaleza, pero al mismo tiempo destruye al hombre, el matrimonio, la vida y rechaza aceptando su propia identidad de hombre o de mujer”. “Dios nos ha creado hombre o mujer y hoy decimos que cada uno puede elegir si ser hombre o mujer”, sopesó.
El Purpurado afirmó que “con el transhumanismo queremos aumentar al hombre, hacer del hombre una máquina, un superhombre, quizás engañándonos con llegar a ser inmortales, invencibles, super inteligentes, super potentes, de hacer del hombre un Dios”.