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Begoña Gerpe: Cuando estés frente a las tumbas propias, te acordarás de tu desprecio a nuestros muertos

Redacción




Ignacio Fernández Candela. Escritor.
Los antecedentes:

Como aborrezco la hipocresía de lo denominado políticamente correcto, al igual que D. Enrique de Diego que no escatima calificativos en la denuncia, hablaré de tus futuros muertos que la existencia te obligará a enterrar. Los mentaré sin la descarnada indignidad que estilas silenciosamente burlándote de los nuestros. En Román Paladino, ¿quién mierdas eres para ofender la Memoria de nuestros padres a los que no pudimos velar y fueron despedidos en soledad? ¿Qué mierda?

Un día tus seres queridos morirán y frente a sus ataúdes aún tendrás la suerte de velarlos y ningún hijo de satanás te ofenderá tu dolor, si es que eres capaz de humanizar tus sentimientos fuera del escaparate de la falsedad pública. Como pronto, enterrarás a tu abuela, es ley de vida, y en esta descarnada batalla de superación personal que empezarás a plantearte, tú no has sufrido todavía, luego irán los restos de tus padres a la fosa, porque esta existencia efímera posee su crueldad implícita aparte de los malnacidos que la hacen más complicada y dolorosa; aún mas. Llorarás lágrimas de sangre y no te irán mal para bajarte los humos.

Luego, a la suma de los muertos que irás enterrando por ley de vida sin que ningún malparido escrute tus heridas por la muerte de los tuyos, está la guadaña de las obras que te rebana el alma dejándote viva al recoger la siembra de la cizaña. Porque tú vivirás con amarga ironía el sufrimiento de la zozobra, apeada de tu triunfalista pedestal de burda confianza e insensibilidad por el dolor de los demás. Acuérdate de tus faltas sin corazón cuando te lata el tuyo a punto de estallarte en el pecho. Sospecho que ayudará a equilibrarte porque tú no estás bien, al menos moralmente. Ya ves, la que pretende dar ejemplo de rectitud en la denuncia del gobierno criminal.
Ufana Begoña Herpes, aprenderás las lecciones que te faltan a base de golpes que te quebrarán la soberbia y la vergüenza. Porque todo lo que se hace posee su correspondencia. Insultar de modo gratuito a los muertos tiene su respuesta en la vida y se llama karma. Un día puedes montar en un coche equivocado y dedicar el resto de tu vida a curarte en humildad, recomponerte y rebajarte los humos que te gastas para insultar la memoria de los muertos que no son tuyos. Karma por mucho que te confíes en tus victorias, pútridas si no eres capaz de mostrar mínima sensibilidad. Dudo mucho de que te conozcan de verdad los que conviven contigo, a no ser que lleven tus entrañas literales en un árbol genealógico de incalificable malicia. ¿Quién te crees,  expuesta a los avatares inesperados de la dura existencia, para burlarte con crueldad de la muerte de nuestros padres?¿Qué fétido interior contienes, como un cáncer, para ejercer semejante bajeza de inhumanidad? Tus discursos de justicia apestan a falsedad cuando se te conoce en las intenciones malvadas. Ten cuidado de no estar alimentando un futuro tumor cancerígeno pensando que la vida es jauja porque tú lo vales. Estás de saldo para el diablo, no vales nada a tenor de tu callado desprecio por fallecidos que no son tuyos. Pero los irás sumando en el cementerio y restándolos del espacio que ocupas con deslealtad por lo honorable. Basta que un día la tragedia aparezca inesperadamente para cambiar tus hábitos de vida y de paso volver a curarte en humildad. Con el paso del tiempo descubrirás que los días parecen una lotería, cuando quizá con la indignidad compras el décimo premiado con insondable dolor.
Es una serendipia amarga buscar algo cordial en las relaciones humanas, cuando se trata con personas como Dios manda, y encontrar metafóricamente un escorpión al levantar una piedra. Un escorpión de ponzoñoso aguijón como los que trato, al igual que con las serpientes, al denunciar los demonios sueltos sobre la tierra en estos tiempos que los deja al descubierto, revelados por su maldad y miserable condición depredadora. Tu iniquidad gratuita contra nuestros padres es para mí un lenitivo a pesar de tus vergüenzas al descubierto, esa especie de ensoberbecida traición a lo humano siendo de una sensibilidad rayana en lo irracional si es que la mente, más allá de la mera apariencia, no pertenece a una enferma de espíritu; tu bajeza es un aliciente porque sé que en Justicia vas a asimilar humildad con tragos de hiel. Porque deduzco por tu despreciable insensibilidad que eres una apariencia muerta de humanidad, un despojo de la misericordia fingida, una piel mudada de la existencia reptil y al dictado de la experiencia que pone a cada cuál donde le corresponde.
Tomo como ofensa tus actos, el insulto a nuestros padres perdidos en tan trágicas circunstancias que jamás experimentarás y dudo que tengas la puta suerte de encontrar a un ser abyecto que desprecie a tus muertos. Lo que has hecho no te diferencia en lo más mínimo de los que criticas. Siquiera de los profanadores de tumbas que a tu modo practicas con inenarrable necedad.
No será que no he intentado entender lo que se esconde tras tu espeluznante actitud, pero tuve la callada por respuesta; los mensajes dando la oportunidad para explicar, si lo fuese, un malentendido, han sido respondidos con igual desprecio por la cordura que me hace pensar sobre tu verdadera condición oculta, demencial, de tu apariencia pública. Yo me encargaré de sacarla a la luz. En tanto piensa en tus futuros muertos que nadie insultará porque es difícil encontrar seres como tú , y piensa también en el karma de lo inesperado, del que estoy seguro aprenderás lo que te corresponde, sin ánimo de que sea una maldición aunque te lo vaya a parecer.
No me subestimes. Discúlpate, bastará un mero y escueto mensaje privado para calmar la indignación y cesar en mi empeño de Justicia por la Memoria de nuestros padres.