Enrique de Diego.
En primer lugar, me dirijo a Martín Sánchez, cantante de los purasangres, que ha sabido reflejar magníficamente nuestros sentimientos rebeldes y nobles a ritmo de rock and roll, que ha tenido la exquisita deferencia de hacer una reseña de mi libro «No votes» muy sugerente, motivadora y movilizadora, captando plenamente el espíritu que aletea en sus páginas de combate: “NO VOTES” es un libro que no dejará indiferente a nadie, una de esas obras audaces y valientes, escrita con sinceridad y sin ambages, en la que el autor no hace prisioneros, y dispara sin compasión una y otra vez, hasta vaciar su cargador en el mismo corazón de la bestia, con eficacia y precisión». dice y lo recomienda, dado su precio asequible, como el mejor regalo de Navidad y Reyes. El hermano ayudado por el hermano es cono una ciudad amurallada. Martín Sánchez empieza gira que, Dios quiera, sea exitosa, porque se lo merece, porque el suyo es un canto revolucionario.
Usted, Ignacio Fernández Candela, con su magnífico estilo, que alabo y envidio, perdone, pero se ha quedado en el tiempo, ha caído en la trampa de este sistema corrupto, liberticida que ha llegado al genocidio contra los ciudadanos con el gerontocidio y las timo vacunas. Así de primeras y por principios, bajando el nivel, al sistema que le dé por culo por tiempos un pez espada #yonovoto. Perdone la grosería y la zafiedad, pero esta podrida casta parasitaria, con su mezcolanza de poderes asquerosa, no se merece otra cosa. Estoy escatológico, como se verá más adelante.
Usted ha comprado el relato del golpe de Estado, fallido, como el del 23 F, que lo dio Juan Carlos de Borbón y hubo que reírle las gracias, porque aquí todo es mentira y propaganda; bueno el golpe de Estado ha sido abortado por el Tribunal Constitucional, algunos de cuyos miembros están de prórroga; cada uno ha defendido su poltrona. Así que la reforma del Código Penal del delito de sedición y el de malversación más el asalto al Consejo General del Poder Judicial y, consiguientemente, al Tribunal Supremo y al Constitucional, se ha quedado en agua de borrajas. Este supuesto gravísimo conflicto institucional también quedará en nada. Por supuesto, nadie dimite ni nada que se le parezca. La partidocracia precisa comedias bufas, dramas de opereta, que nunca resuelve, sino que cada vez se pudren más. Nada nuevo bajo el sol, que dice el Eclesiastés. Esta película ya me la sé desde que empecé en esta profesión que ya no existe en el Abc, que es una cloaca globalista, hace ya casi cincuenta años: la dialéctica entre la España rota y la defensa numantina, y en sí estéril y desnortada, de la unidad de España, mientras cada vez queda menos de España y más de pandereta machadiana. Es como decir que Pedro Sánchez asalta y acaba con la división de poderes, como si existiera tal cosa y no mezcolanza infame. Todo atisbo de independencia del Poder Judicial acabó con la patética sentencia del Tribunal Constitucional sobre Rumasa. Ahí fue, deprisa y corriendo y chapuceramente, el entierro de Montesquieu, muerto de REPENTINITIS, la muerte de moda, y que las furcias mediáticas como las llama, y las llama bien, el gran César Vidal, no ven, ceguera existencial y esencial, la conexión con las timo vacunas. Pedro Sánchez sobrevive cediendo a todas horas y vendiendo la soberanía en el baratillo separatista y en Cataluña y Vascongadas sale rentable jugar al separatismo. Y en el paripé todos engañan al ciudadano alicorto, todos le expolian para mantener a 400.000 politicastros, se dice pronto, el doble que Alemania con el doble de población.
En este mierdocracia, dícese de la selección de los más mierdas, cada vez la casta parasitaria, como fui pionero en describir, es más deleznable y más mediocre. Efectivamente, usted, Ignacio Fernández Candela, ha pecado de ingenuo y de esa forma hasta el pozo de mierda de Inés Arrimada le parece poco menos que una estadista. Por esa senda Alberto Núñez Feijoó no es un hombre sin palabra y sin honor, un nacionalista irrestricto, la otra cara del Juno globalista, mimético en lo fundamental, en lo esencial, con Pedro Sánchez. Por ahí puede usted confundir a Santiago Abascal con Mussolini o con un político decente y no verle, como lo que es, como un tirillas buscando un lugar bajo el sol que más calienta y a vivir que son dos días. O llegará a contemplar a la arrastrada y rastrera y corrupta Isabel Díaz Ayuso, abortista irredenta, partidaria de la más cruel eutanasia, convertida en santa Isabel para los miopes conservadores losantianos que ya no tienen que conservar, como no sean los cuatro duros que les resta de mantener esta casta expoliadora.
No, D. Ignacio, por muy brillante que sea su estilo, necesita urgentemente unas gafas, porque lo que hay, aquí y ahora, es una pugna entre globalistas, a los que se ha vendido la España oficial, desde la esfinge del pazguato de monarca al último concejal de pueblo, y los patriotas de la resistencia, donde usted encontrará la España real, dispuesta, como dice de «¡No votes!» ese pedazo de artista que es Martín Sánchez, primera parada el 4 de marzo en la sala Mondo de Vigo, la heroica, la aguerrida resistente, a no hacer prisioneros y que paguen por su traición, por sus culpas y por sus crímenes: 114.000 españoles de bien en el gerontocidio en los que en 16.000 autopsias el prestigioso médico Manuel Jesús Rodríguez Rodríguez no ha encontrado ninguna traza de coronavirus, el «bicho de Buán», en decir de Paz Padilla, y varias decenas de miles ya en los inoculados a traición por todos, del rey abajo todos. Mire, D. Ignacio, a los cielos de España y nuestro Ejército del Aire, se supone que han jurado protegernos, se dedica a fumigarnos mierda y veneno para forzar la sequía y el timo climático, sin que nadie, ni el pútrido chiringuito de Vox, ose o se atreva a preguntar.
Así que el Gobierno y la oposición han perdido la legitimidad de ejercicio y ahora vamos a quebrar la legitimidad de origen de esta inmunda casta parasitaria. Vamos a por todas. Así que me voy a dar el gusto de defecar en todos ellos y en sus muertos. Me voy a defecar en el sí o sí de Irene Montero, en todos los podemitas colocados y en todos los desgraciados peperos y en todos los voxistas a la búsqueda nada más, de eso se trata, con diversas excusas, la Patria ente ellas. Me cago en todos los partidos políticos, conformados por gentuza y escoria, con las manos manchadas de sangre, que no representan a nadie, me remito a mi libro «No votes!». Me cago en los Borbones, chorizos y globalistas, y en todos sus muertos. Me cago en Pedro Sánchez y en Alberto Sánchez Feijoó, tal para cual, que ya ha dicho que no derogará la ley de violencia de género, y, de ganar, no derogará nada. Mire, don Ignacio, la destrucción de España y la ruina de los españoles empezó en 1978, es constitucional, es el pacto de la Carta Magna.
Me voy a cagar a gusto en todos y cada uno de los políticos y en todos sus muertos. Basta ya, la farsa tiene que acabar, va a acabar, ahora o nunca #yonovoto.