Ignacio Fernández Candela. Escritor.
Cuarenta y cuatro años después se consuma un engaño histórico con carácter de estafa. Por el camino se abrieron las grietas de la discordia con especiales atenciones a 17 reinos de Taifas pugnando por el mejor bocado y dirigiéndose al abismo de la fragmentación. El gobierno sanchista es el resultado de un encadenamiento de mentiras que empezó con una moción de censura, nada casual en asociación con Podemos, de un plan con carácter golpista ocupando con juego sucio la posición de poder. Se ejerció un taimado falseamiento público sobre intenciones electoralistas; se entablaron pactos secretos contra la seguridad nacional y se intoxicaron paulatinamente las instituciones, todo ello protagonizado por elementos sometidos a sospecha por múltiples actitudes delictivas incluso denunciadas internacionalmente. Pedro Sánchez ha liderado un proceso golpista mediante la estafa política, engañando a los ciudadanos y tomando un control lesivo de los mecanismos garantistas de la Constitución, con expresa politización de la Justicia y el propósito de desmantelar el Estado de Derecho, ahora subyugado por dispares intereses de carácter sectario que implican la desintegración territorial y del propio modelo de Estado.
El origen de este gobierno sucio está en la estafa reiterada contra la soberanía popular, en el embuste electoral sin conciencia ni escrúpulo, incluso en el fraude durante las elecciones según está denunciado con ciertos indicios de pucherazo, siendo un modus operandi que va con el carácter cínico del mayor estafador político de la democracia española que ha abierto la puerta a cuantos socios de inmundas componendas se han aliado con el fin de participar en el saqueo conjunto y el desmantelamiento del país.
Cuarenta y cuatro años después culmina una etapa de práctica estafadora que ha puesto a España en el disparadero de la peor ruina con la influencia bolivariana; la misma bajo constante sospecha delictiva con un partido sospechoso de haberse lucrado con el narcotráfico, cuyos cómplices bananeros ocupan sillones en el Gobierno. De ahí los continuos destrozos generalistas vía decreto ley.
Bajo la sombra delictiva se ha guarecido una trampa política para tomar al asalto la sociedad española, amordazando la crítica, persiguiendo los valores constitucionales y obrando una estrategia de paulatina intoxicación al puro uso dictatorial que se ha instaurado, con engaño implícito de la sociedad, para imponer los postulados de extrema izquierda en este escenario experimental en que han convertido como víctima a toda la España de la Transición que pasará a ser fascista por mor de una Ley de Memoria Democrática impuesta por ETA. Esto es lo que sucede cuando las fisuras de la democracia permiten que malhechores se hagan con un gobierno a través de la estafa política. Ni más ni menos que lo sucedido desde que el fullero Sánchez mintió sin límites a la España histórica que habrá de juzgarlo, si es que se sale de esta crisis generalizada que hoy sumerge todo en incertidumbre con una caterva de gregarios y delincuentes, secuestradores de la Justicia en España.
Cuarenta años después por las finas líneas de las lagunas constitucionales, España se balancea en la cuerda floja. Día de la Constitución en todo caso. Viva la Constitución del consenso que nunca volverá a ser como antes, con los enemigos atrincherados en el Gobierno de España.