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Pablología, la asignatura pendiente de Irene Montero

Redacción




Ignacio Fernández Candela.

Es paradójico que los amplios conocimientos en Pablología sean una asignatura pendiente que nunca aprobará. La que se dice tan feminista no puede presumir de mérito como mujer dada su experiencia en satisfacer al yugo heteropatriarcal que tanto critica. Ser mujer, madre y persona es más difícil que la complacencia indecente con que otras trepan sin escatimar el precio de sus vergüenzas para el resto de la vida; hagan lo que hagan, así se encaramen en lo más alto, no dejan de ser monos en un hábitat civilizado. Irene Montero, más allá de los pelotas amancebados y los enjuagues sectarios que la alaban, apesta a facilidad por donde va, hábil con las lianas del oportunismo no puede quejarse cuando le indican los orígenes, digamos selváticos, de sus progresos.

Irene Montero llora.
Carla Toscano, diputada de VOX, dijo en voz alta, durante su intervención en el Congreso, lo que piensan millones de ciudadanos, de izquierda y derecha, sobre la carrera personal, vergüenza ajena, de la ígnara colocada en un inútil y tóxico ministerio. Sus méritos se quedan en la repulsiva etiqueta, histórica, de haber contentado con artes discutibles los caprichos de un parásito de lo social. Las lágrimas de Irene Montero y las que le restan durante su existencia, no compensarán la de cientos de miles de ciudadanos honrados que lloramos la muerte de nuestros Seres Queridos en marzo de 2020, sin poder velarlos y enterrados en soledad. Esperamos mayores sufrimientos de un ego enfermo, una recogida de siembra para la demente que sacó a un desfile de miserables bajos cerebelos que contagiaron la marranada biológica proveniente de China. No ha padecido todavía la licenciada en Pablología, su único y patético mérito reconocido, cuya vida habrá de girar hacia el abismo de la cizaña sembrada con previsible trágico final terreno antes de zambullirse en el Averno. Esa sospechosa mezcla de paranoia esquizoide e incapacidad para asimilar su detestable realidad personal, la convierten en fugitiva de sí misma para ridículo público, conocidas su vergüenzas ventajistas y los esfuerzos para destacar frente a la competencia que desfilaba ante un irrisorio macho alfa, verdaderamente repulsivo, el verdadero responsable de las matanzas en las residencias, cuando quedó grabado su discurso como responsable de éstas aunque la chusma siniestra pretenda culpar a Isabel Díaz Ayuso.

Se entiende desde la inestabilidad emocional de una acomplejada traumática que se cogiera la rabieta «antifascistoide»cuando la diputada de VOX le restregó que su único mérito,  frente al genuino y laborioso de los jueces, consistía en haber estudiado a fondo al marqués de Vallecas. Pablología, en definitiva, la asignatura pendiente de la dignidad que jamás aprobará la aupada, en toda su vida, grabada a fuego la fama de arrastrada y oportunista que sus obras evidencian por mucho que se victimice llamando «banda de fascistas» a ciudadanos como Dios manda, cumplidores de la ley, siendo ella un diablo sumiso a sus circunstancias de vida lamentables, con fama de ser lo que es.

Experta en Pablología, no puede esperarse nada más que la malintencionada ignorancia de quien, por mucho que pretenda demostrar, no pasa de vulgar metida a marquesa de Galapagar. No se comprende que se aguante cuando se mira al espejo de su verdadero triunfo personal.