Editorial.
No hacemos mención a cuestiones tácticas, por ejemplo las referidas a la República Constitucional, el modelo a seguir si queremos sobrevivir, de Don Antonio García Trevijano, porque la República Constitucional la traerá el pueblo constituido en proceso de libertad constituyente, vote lo que vote y vote a quien vote.
Reclamamos lo más íntimo del ser humano: la dignidad. Ya está bien del engaño de las autonomías, ha durado demasiado el latrocinio y el expolio a manos de una casta parasitaria regional, expansiva. trufada de corrupción.
Las autonomías han aumentado un 900% el gasto en los últimos veinte años y son un lastre asfixiante para la supervivencia de España como nación y como sociedad.
El 1 de julio, el Banco Central Europeo dejará de comprar deuda española y entonces será el llanto y crujir de dientes, progresivo, cuando la sociedad española despierte traumáticamente de su larga sesteo. Entonces, pasado mañana, las elecciones de Andalucía dejarán de tener sentido.
Conviene, es urgente, poner al máximo de sociedad en posición de iniciar la revolución que reduzca la casta parasitaria, la clase política a un máximo de 600 políticos. Que la parte dinámica y productiva de la sociedad se sacuda el yugo que la oprime y esquilma. Que el máximo número posible de gente demuestre su dignidad con la abstención. ¡Andaluz, por tu dignidad, abstente!