Enrique de Diego.
La mascarada se culminó: Óscar, amigo de Esther López y de su familia, el último que la vio con vida antes de que Esther López muriera de Repentinitis en un despoblado cerca de Traspinedo, ha declarado como investigado -¿a santo de qué?- ante la Jueza del Juzgado de Instrucción nº 5, a quien suponemos desbordada por la sobreactuación mediática. Óscar que esa noche «ni la besó, ni intentó mantener relaciones sexuales». Estuvieron viendo un partido de fútbol y Esther quiso seguir la fiesta en Valladolid, pero él no estaba dispuesto; la ofreció llevarla a casa de Carolo, otro amigo, pero ella prefirió bajarse y enfilar hacia Traspinedo, y cuando marchaba hacia su pueblo le dio una hemorragia interna, consecuencia de la timo vacuna, como otros españoles caen fulminados en una calle céntrica o conduciendo su automóvil. A Esther le dio en la soledad de la carretera que lleva a Traspinedo. Su cuerpo no presentaba signo de violencia alguna, las magulladuras en su cadera bien pudo hacérselas en la caída.
Óscar dijo no haber lavado el coche al día siguiente, como se lleva diciendo, y mintiendo, en toda la prensa del sistema ciscada por no encontrar ni indicios de un crimen por violencia de género, con toda su ropa puesta y su abrigo. A Rafael, «el manitas», lo tuvieron preso 72 horas, el máximo, todavía no sabemos por qué. Hemos de suponer que presentará daños y perjuicios. A Óscar, tras 45 minutos de declaración, le pidieron lo mismo, pero la fiscalía, con buen tino, se opuso y la jueza siguió la estela de la fiscalía.
La familia de Esther López esperaba lo que la declaración no podía darle: un culpable, más bien un chivo expiatorio. Pero no hay lugar. Los culpables de la muerte de Esther Pinedo son Alfonso Álvarez Mañueco, Pedro Sánchez, Carmen Darias, los políticos y los medios que han montado esta farsa de la timo vacuna asesina. La verdad en el caso Esther López está clara. Terminará resplandeciendo, frente a la Guardia Civil lacaya, que ha perdido tiempo y dinero del contribuyente en cuatro días de registro tan minucioso como inútil de la vivienda de Óscar. ¡Esther López murió de REPENTINITIS! No la dejan descansar en paz.