Pero como reconocen los africanos, a corto plazo nos queda elegir entre un régimen de cero neto basado en energía solar y eólica costosas y uno que depende de las únicas fuentes de energía que sabemos que son baratas y confiables: los combustibles fósiles. El carbón , la energía nuclear y especialmente el gas natural llegaron para quedarse; los imperativos de Greta Thunberg no serán adoptados por la gente de los barrios marginales de las ciudades de África o los chinos rurales que buscan compartir la prosperidad de su país. Fuera de las tiendas de conversación, en el mundo real, el cero neto sigue siendo una perspectiva lejana. Pero la creciente crisis energética ya está aquí, y sacrificar a los países más pobres del mundo, y también a muchos de Occidente, en pos de una agenda verde no hará que desaparezca.