Luis Bru.
Bill Gates se dispone a crear una Corporación alimentaria con sus 108.000 hectáreas, como las otras seis que existen en Estados Unidos, pero en este caso se trata de conseguir el monopolio, practicando la «ingeniería social alimentaria» convirtiéndonos a todo el mundo -el planeta, como dicen los seguidores de la calentología- en veganos, extraño objetivo, inscrito en la agenda 2030. para un reconocido partidario de la eugenesia.
En España el porcentaje de los veganos, de los que «en el años 2030 no comerás carne» como dice la dichosa agenda, es del 0,8, según las estimaciones más optimistas de impronta globalista. Es decir, se trata de convertir al 99,2% en veganos modificando esencialmente todos sus hábitos alimentarios, con los peligros para la salud que ello conlleva, dadas las carencias en vitamina B12 del veganismo.
Nadie hasta ahora ha pensado en términos del mundo y ha mostrado tanto desprecio por las opiniones y gustos de la gente. Encerrado con sus pares multimillonarios, jugando de vez en cuando un partido de dobles con el lacayo adiestrado de Rafa Nadal, sólo habla de la superpoblación mundial, mala estrategia comercial para dar de comer y que compren sus productos. Confía tan poco en ellos, que quiere que los gobiernos nos obliguen. ¿Cómo hará esta ingeniería social a la trágala? ¿Ordenando a los ejecutivos a poner elevados impuestos a los productores de carne, huevos y productos lácteos? ¿Enviando a la policía por las casas?
Ya sabemos que su modelo es Australia, aunque más aún, China. En la Conferencia de Seguridad -es un sarcasmo- celebrada en Munich no tuvo empacho en decir que en Australia “orquestaron diagnósticos, ejecutaron políticas de cuarentena y tienen una tasa de mortalidad en una liga diferente a la de otros países ricos”. Cuando se le preguntó si es posible o no prevenir la próxima pandemia, Gates se centró nuevamente en Australia y dijo que si todas las naciones hicieran lo que hicieron, no lo llamaríamos pandemia.
Un alocado saltimbanqui como Bill Gates que dice que «lamentablemente, el virus en sí mismo, particularmente la variante llamada Omicron, crea inmunidad tanto de células B como de células T y ha hecho un mejor trabajo para llegar a la población mundial que con las vacunas». ¿Lamentablemente? ¿Por qué lamentablemente? No es muy de fiar.
Posible generalización del cáncer
Cuenta con los medios de comunicación y con entidades como el Real Madrid del globalista Florentino Pérez que ha firmado llevar en las camisetas Meatless Farm, una empresa de Bill Gates, que hace una imitación de hamburguesas. Son productos posiblemente cancerígenos a medio plazo, a dos años, por sus conservantes y sus altas dosis de azúcar, sal añadida, grasas vegetales hidrogenados y adictivos saborizantes. Además, embolsadas en plástico. Varios dietistas consultados por Rambla Libre desaconsejan la ingesta de tamaña barbaridad.
Sobre todo, cuenta con el respaldo de la desacreditada CNN, uno de cuyos directivos fue cazado por Proyecto Veritas indicando que iban a meter miedo, tras el virus, con el clima, pero ya está muy visto, y no tiene ninguna base científica, es una sarta de mentiras, que han sido denunciadas en un manifiesto por 700 científicos.
Sorprende la osadía y la audacia del saltimbanqui Bill Gates -su mamporrero en España es Alberto Garzón, con eso está dicho todo- que no tiene estudios y actúa como un gurú dedicado a la ingeniería social farmacéutica y ahora alimentaria. Camino va de ser denominado el mayor enemigo de la Humanidad.