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César Vidal: «Federico Jiménez Losantos sufre un progresivo deterioro psicológico»

Redacción




Enrique de Diego.

César Vidal pasó décadas formando tándem con Federico. De aquel tiempo nunca se ha arrepentido, lo recuerda con mucho aprecio y sano orgullo. Ahora, a la vista de su antiguo compañero de trinchera, percibe «un  creciente deterioro psicológico» y se ha quedado parado en el tiempo.

¿Le ha sorprendido esta deriva última de Losantos, tan globalista y totalitaria?

– Me ocasiona una pena inmensa, pero mentiría si le dijera que me causa sorpresa.  Creo que, lamentablemente, muestra signos de un sobrecogedor  nerviosismo por la fatal caída de audiencia, la ausencia relevante de publicidad y la dificultad para conseguir inversores e incluso no puedo dejar de sospechar que sufre un creciente deterioro psicológico.  Tengo la sensación – y lo digo profundamente consternado – de que el miedo en lugar de llevarlo a reflexionar y a corregir errores lo impulsa a enrocarse, a disparatar y a insultar desaforadamente.  Cualquier cosa antes que reflexionar y reconocer una sola de sus numerosas equivocaciones.  Es muy triste, sí.

Ahora mismo ustedes son como el aceite y el agua. Usted, a Dios gracias, milita en el bando contra el globalismo, de la Verdad y el Bien, y Losantos es todo oscuridad. ¿Era previsible este distanciamiento en el terreno de las ideas?

– Hace veinte años, no.  De aquella época, una persona cercana me llegó a decir que el problema es que yo era mucho más amigo de Federico Jiménez Losantos que él de mi.  Seguramente, fue así, pero fue un tiempo que yo recuerdo con mucho aprecio.  Éramos compañeros de trinchera y no me arrepiento lo más mínimo de ello.  Luego, ciertamente, las cosas fueron cambiando.  Uno de los problemas graves de Federico Jiménez Losantos – que no son pocos ni mucho menos – es que su reloj se quedó parado a mediados de la primera década de este siglo y ya estamos en la tercera.  Igual que hace ya muchos años se quedó sin fuentes para entender la actividad política en España – de la internacional, salvo que la dictadura cubana es mala no sabe prácticamente nada – jamás ha llegado a comprender cómo el mundo presente es muy distinto del de su juventud cuando militaba en las filas del comunismo.

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¿Vio usted alguna señal que indicara este hundimiento en la tiranía de Losantos?

–  ¡¡¡Hombre, históricamente el tirano era un dictador ilustrado como el ateniense Pisístrato!!!  ¡¡¡No puede compararse con Federico!!!  La decadencia que sufre desde hace tiempo y que se ha agudizado de manera lastimosa en los últimos años sí que era previsible.  Cuando yo le envié una carta – que nunca respondió – anunciándole los cambios que, a mi juicio, había que realizar en la casa, preví esta evolución aunque confieso que no pensé que pudiera llegar a situaciones tan patéticas como las de los últimos tiempos.  No se imagina el pesar que me provoca ver que no me equivoqué en mis previsiones.  Ahora bien, que Federico Jiménez Losantos llamara asesinos a personas que se niegan a vacunarse y que los equiparara con ratas y que clamara para que se las extermine…  Pues no, sinceramente, eso jamás se me pasó por la cabeza.

Siento curiosidad como autor de “La gran traición”, donde se narra su tremendo acoso en Libertad Digital SA, por Dieter Brandau y Javier Somalo, ¿si cree que hubo también motivos ideológicos en ese acoso?

–  Su libro es un trabajo de investigación verdaderamente excepcional.  No le digo más que yo mismo descubrí con su lectura muchas cuestiones que ignoraba. En cuanto a lo que me pregunta, supongo que ellos – a los que jocosamente llamaban en la redacción “el dúo de la pelota de las 12” y también “Papichulo” y “El Madelman” – serían los que podrían satisfacer su curiosidad.  Personalmente, no lo creo.  Somalo era un antiguo sindicalista pasado a la derecha, pero cuyo fundamento ideológico nunca me pareció especialmente sólido.  Brandau afirmaba con enorme orgullo que era “recartista”.  Quizá eso influyera en que le entregaran la dirección de la televisión de Libertad Digital que, como es sabido, gestionó muy mal sino es que no la llevó al desastre.  Desde luego, no creo que lo dijera porque aspirara a prebendas como las tarjetas black que acabaron con Recarte en el banquillo.  Resumiendo:  yo creo que hubo otro tipo de factores que explican su conducta que no pasaban precisamente por cuestiones ideológicas.