Enrique de Diego.
Canadá, de pronto, ha dejado de existir para los medios. No saben cómo tratar lo que es indudablemente una noticia. Los hechos son sagrados, las interpretaciones libres, expresa una vieja máxima del periodismo. El Convoy por la Libertad es un hecho sagrado. Los camioneros, entre el fervor popular, han tomado rumbo a Ottawa y Justin Trudeau, acobardado, se ha escondido.
Sólo en los llamados medios alternativos, como Rambla Libre, existe. Los medios han mantenido un sorprendente mutismo, como si su silencio exorcizara a los camiones. Sólo cuando ha salido a la palestra el alcalde de Otawa, Jim Watson, alguno ha intentado sacar pecho, cuando ha declarado el «estado de emergencia» y ha afirmado que «la situación está fuera de control». Ha hecho un recurso a los ciudadanos quejosos y a la posible violencia, porque los camioneros hacen sonar los claxon. Los vídeos que inserto en esta página representan un sólido mentís: el pueblo parece estar, agradecido, con los camioneros y estos se han tomado la protesta como una fiesta de la Libertad.
Cuando nadie contaba con Canadá y se la daba entregada a los designios globalistas, la protesta se ha extendido, al menos, a Vancouver, Toronto, Quebec y Winnipeg. Siempre con las mismas constantes: fervor popular y tono pacífico y festivo. Otra vez que han roto tímidamente el silencio los medios ha sido con la rueda de prensa del jefe de la policía de Ottawa, Peter Sloly, un oriundo de Jamaica, entregado a los planes globalistas y sin compromiso con el futuro de Canadá.
Los amagos de represión no han culminado. Los camioneros tienen entre sus planes cortar todos los pasos fronterizos con Estados Unidos lo que paralizaría toda la actividad económica canadiense. Han conseguido ya victorias: Quebec dar marcha atrás a poner un impuesto a los no vacunados y el Estado de Alberta va a eliminar todas las restricciones. Llevan una semana, y se hacen de notar 50.000 camiones, mientras, desgraciadamente, para los medios no estalla la guerra entre Rusia y Ucrania.
Estos no son medios de comunicación sino, lisa y llanamente, medios de propaganda del enemigo, que administran la información como en una guerra. Son, de hecho, el enemigo y mienten con descaro, aunque hay ciertos resquebrajamientos. Voz Pópuli descubre que las comunidades autónomas inflan los muertos por coronavirus y que los datos no tienen ninguna credibilidad. Y en Alemania, una investigación centrada en Hamburgo, descubre que se mintió sobre la tan cacareada sexta ola de los no vacunados.
Tácticas de agit prop, que no por cutres resultan menos dañinas, hasta perder toda credibilidad. Hemos descubierto con asombro que todos los medios tienen inversiones de Black Rock y Vanguard, todos está controlados con el 5%, o casi todos, porque tienen controladas las grandes carteras de publicidad mediante otro 5% en todas las grandes empresas del Ibex. Ni pensar en conseguir publicidad de las agencias que están todas entregadas al nuevo orden mundial y a la corrección política.
Visto así, la guerra parecería estar perdida, con las redes más renombradas dedicadas a la censura y a la persecución del disidente. Hay, con todo, datos alentadores: Meta, con Facebook e Instagram, ha tenido la caída -por su alineamiento con el globalismo y su ministerio de la verdad de los falsarios verificadores, de modo que ha dejado de ser un medio de transmisión neutro para pasar un medio de comunicación ideologizado y mendaz- más importante de toda la historia de Wall Street al perder un valor en torno a los US$ 200.000 millones. Esto, a su vez, ocasionó la pérdida de US$ 31.000 millones de la fortuna personal de Mark Zuckerberg. No es uno de los diez más ricos del mundo. Las cosas se les empiezan a torcer a los globalistas.
Me han gustado mucho las declaraciones de un candidato al Congreso por Georgia, Mike Collins, muy adelantado en las encuestas, que no tienen desperdicio y animo a leerlas. Es un ejecutivo de una empresa de camiones y dice: “Es hora de recuperar nuestro país y lo haremos con la gente corriente”. Esa gente corriente tiene a sus camioneros, que se comunican entre sí por la emisora, y que han emprendido viaje a Canberra, a Helsinki y a Bruselas, el día 14, que se presenta como el día más largo de esta guerra. También van a Washington. Es una liberación.
La realidad no deja de existir porque no se informe de ella. Simplemente te explota en la cara de tus mentiras. Eso le está sucediendo a los globalistas, que están teniendo derrota tras derrota. La realidad se ha vuelto en su contra con los camiones con los que nadie contaba. Habrá que incautarse de los medios de comunicación o que haya auténtica pluralidad porque es una quimera cuando todos los medios de planeta, no sólo en España, están en las mismas manos manchadas de sangre y con fortísimas conexiones con las farmacéuticas.
Muchas gracias por el amplio y creciente apoyo a Rambla Libre y animaros a darlo a conocer a familiares y amigos.
Fuerza y honor hasta la victoria final.
Otrosi: Me cuentan que Campofrío se ha vuelto vegano y se ha pasado a las marranadas de Bill Gates. Ya sabéis, no compréis nada de Campofrío. Boicot.