Luis Bru.
La delirante, y casi inimaginable historia, de una primera figura de la radio, César Vidal, de vasta cultura, que renuncia a una oferta de dos años de contrato con sustanciosa mejora, para iniciar la aventura de Es Radio, y que se encuentra con el tenaz acoso de dos paniaguados mediocres de Losantos, Javier Somalo y Dieter Brandau, hasta superar todos los límites; de César Vidal, el único que creía en el proyecto, gestor de la venta de una televisión, auténtico pelotazo de Losantos, por algo más de 3 millones de euros, quitando de esa forma el agujero negro cada vez más inmenso provocado por la ineptitud de Dienter Brandau; de un César Vidal que, en conversación telefónica arranca el compromiso a Losantos de mejorar las situaciones de la gente, palabra incumplida, todo eso está contado, para estupor de propios y extraños, por Enrique de Diego en su libros La gran traición.
Bastaría como móvil del magnicidio, contra los intereses de la empresa para los que César Vidal es un descomunal activo, insustituible, no hay nadie en España que a su condición de comunicador una su prestigio como historiador de primera fila, y conocimientos teológicos y en las Escrituras, haciéndole un hombre muy versátil, la consideración de que el pivot de Orihuela del Tremedal se caracteriza por su mediocridad supina y no soporta que nadie pueda brillar a su lado, lo cual le hace incapaz de hacer equipos de valía. Pero también encuentra explicación en el carácter de lo que vulgarmente se conoce como chorizo, hasta el punto de depredar a su propia empresa como un asaltador de caminos. Téngase en cuenta que César Vidal es hombre de fuertes convicciones religiosas y morales, que nunca cobró «ni cinco» por su condición de miembro del Consejo de Administración, ni hubiera permitido que se perpetran groseras cochinadas como las que ha llevado a cabo Losantos con su equipo de dóciles mediocres.
El Informe de Auditoría de Auditores y Censados Asociados SL relativo a 2018 recoge un hecho escandaloso: el trincón Losantos, con sus mariachis depreda a su empresa y meten la mano en la caja. En concreto, nos referimos a lo que cobraron en calidad de “servicios de los miembros del Consejo”, que representó la a todas luces elevada cifra de 966.244,32 euros, casi 1 millón de euros; en calidad de asistencia a los consejos figura una partida de sólo 5.400 euros. Esta depredación de la empresa por el núcleo dirigente también se dio en 2017: 949.774,32 euros. Poco menos de 2 millones en dos años, al tiempo que la empresa daba pérdidas. Muy liberal. El puerto de Arrebatacapas, como lo ha definido César Vidal.
Así que era fundamental desembarazarse del ético para meter a otra choriza con pedigree: Emilia Landaluce, de la rancia nobleza. Incluso en algún momento se especuló con que pudiera ser una de las candidatas a casarse con el entonces príncipe Felipe. Si fue así realmente, es obvio que el proyecto no fue muy lejos. Incluso hay quien dice que en cuestiones de sexo navega a vela y a vapor. Es una cuestión sin mayor relevancia.
A Federico Jiménez Losantos le dio tonta con ella porque, como buen paleto, porque Orihuela del Tremedal no es Nueva York, la gente de alcurnia lo deslumbra. Se deshacía con ella y ella lo aprovechó, presumiblemente, para que le franqueara la entrada en la prensa y, por supuesto, en Es Radio. A cuanto llegaron se ignora, y si Ayanta Barilli se lo permitió, porque Federico es pequeño pero las mata callando, que María Prado es muy complaciente, pero él se deshacía hablando de ella. Una noche, según cuentan personas que estaban en su equipo, la entrevistó César Vidal por un libro y es de esas ocasiones en que tuvo que esforzarse para que el toro no se te caiga en mitad de la faena. Losantos le estuvo mandando sms durante el espacio e insistiendo en que «valía mucho». César Vidal no descubrió que valiera nada excepcional. A decir verdad, le pareció que era bastante cortita y que tenía problemas hasta para hilar dos frases seguidas.