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Con Rusia, en Ucrania no se nos ha perdido nada

Redacción




Editorial.

El sistema que domina Occidente necesita un conflicto con el que alimentar los noticiarios para acallar las duras críticas que se levantan por el intento de genocidio perpetrado contra sus poblaciones y dar el paso siguiente a la grosera mentira del cambio climático, a ver si ahora les sale. A los gobiernos occidentales sin legitimidad de ejercicio les conviene excitar las pasiones como si en Ucrania se nos hubiera perdido algo.

Rusia se fundó en Ucrania y su capital durante muchos años fue Kiev, Crimea es Rusia, así que hablar de separatistas rusos, para referirse a las nutridas poblaciones étnicamente rusas, resulta un desatino. Ucrania, con una corrupción oriental que implica, por ejemplo, al hijo de Biden, ha desarrollado un nacionalismo de corte nazi, con mucha ligazón con George Soros, que hizo nacer en la prostitución ucraniana el movimiento Femen.

Rusia, contraria al globalismo genocida que manda en Occidente, ha desplegado tropas, por encima de los 100.000 soldados en la frontera ucraniana, y ha iniciado maniobras navales en el Océano Índico, junto con Irán y China. El degenerado Joe Biden ha hablado de la previsible «invasión» de Ucrania y ha bombardeado con verborragia gruesa hablando de que sería un «desastre» para Rusia. Las reivindicaciones rusas son perfectamente legítimas y han de conseguirse por la vía diplomática: el reconocimiento de la soberanía rusa sobre Crimea y el desestimiento de la OTAN a expandirse hacia el Este, con la aceptación de la nada fiable Ucrania en sus filas.

El mundo ha cambiado desde la guerra fría. La OTAN defiende principios como la agenda 2030 y la ideología de género que están destruyendo a Occidente. Ningún sentido tiene el tono beligerante adoptado por Pedro Sánchez enviando la fragata Blas de Lezo y anunciando un despliegue aéreo. No se nos ha perdido nada en Ucrania. Nosotros estamos con Rusia. Los degenerados gobiernos occidentales tratan de enmascarar su notorio fracaso en el ataque de bioterrorismo a sus poblaciones. Putin es un bastión contra el globalismo que quiere iniciar una arriesgada huida hacia adelante.

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Rusia puede hacer maniobras militares en la frontera ucraniana, en su territorio nacional, sin pedir permiso a nadie, cuantas veces quiera, sin pedir permiso a nadie. Parece que estamos ante una provocación de Ucrania a la que se ha sumado Joe Biden. Ante una pérdida de nervios indigna del mandatario alelado de Occidente. Nunca Occidente ha estado peor representado por sus politicastros.