Luis Bru.
Paz Padilla, la popular locutora de televisión, merecería estar como ministra de Sanidad, en vez de Carolina Darias, que no sabe de nada y además es un muermo, o de presidenta de la OMS, en vez del criminal Tedros Adhanom. Ha conseguido explicar la farsa, después de ser engañada y promocionar los pinchazos, el timo y la estafa que se esconde detrás de la broma macabra.
La proteína «spaider» y la variante «Onitrón» del «bicho de Luján» superan las empanadillas de Encarna, pero están muy por encima del discurso, lleno de mentiras, de Carolina Arias, y del famoso comité de expertos de Pedro Sánchez que nunca existió, y de la obsesión paranoica de Tedros Adhanom por prohibir o desaconsejar culposamente los tratamientos eficaces contra el «bicho de Luján».
Lo de la variante «flurona», mitad gripe, mitad Sarscov 2, no lo mejoran ni los Hermanos Marx, aunque a 18 de diciembre de 2021 iban reportados 34.337 muertos, así que la juerga macabra está saliendo demasiado cara. Pueden seguir inventándose variantes que lo que han hecho ni lo perdonamos ni olvidamos. Ni tampoco al corto mental del «asintomático» de Pablo Casado. O te duelen los cojones o te duelen las amigdalas, pero sin síntomas es que no tienes nada, capullo.
Carolina Arias y Tedros Adhanom deberían, por de pronto, ir con un gorrito del famoso papel de plata, con orejas de burro, por su engaño con total desprecio a la ciencia y a la lógica, que tanto sufrimiento ha causado, causa y causará. Con su sentencia, los pinchazos «no sirven para nada», ha descrito muy bien lo que es un escape inmunológico previsto y anunciado, entre otros, por Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina, Geert Vandem Bosche, el más eminente virólogo, y la Catedrática María José Martínez Albarracín, eminencia nacional. Antes entraban por la puerta y ahora por las ventanas, y en África todos están contagiados, y no necesitan pincharse, y así se acaba «el bicho de Luján». Con el ligero detalle de que en África se han contagiado muy pocos, explica algo que la incompetente Carolina Arias y el mal intencionado Tedros Adhanom no saben o han querido ocultar: esa es la auténtica inmunidad del rebaño. Así que Paz Padilla sería una buena ministra de Sanidad y una buena presidenta de la OMS. No tendría las manos manchadas de sangre.