Luis Bru
El día 23 de diciembre de 2020, El País informa que una nueva variante descubierta en Sudáfrica ha dado el salto a Reino Unido
https://elpais.com/sociedad/2020-12-23/el-reino-unido-detecta-al-menos-dos-casos-de-la-variante-surafricana-del-virus.html
Inmediatamente, hablamos de diciembre del año pasado, se toman medidas restrictivas: «El ministro de Sanidad, Matt Hancock, asegura que tendría aún mayor rapidez de transmisión que la nueva variedad del sur de Inglaterra. El Gobierno amplía las restricciones sociales en el país. El Reino Unido ha anunciado este miércoles que se han detectado al menos dos casos en su territorio de la nueva variante del virus procedente de Sudáfrica. “Es muy preocupante, porque su transmisibilidad es aún mayor y ha mutado más rápidamente que la variedad recién descubierta en el Reino Unido”, ha dicho el ministro británico de Sanidad, Matt Hancock. El Gobierno de Boris Johnson ha ordenado el cese de los vuelos procedentes del país africano y mantiene bajo aislamiento a todas las personas que han tenido contacto con los dos casos detectados».
El 8 de febrero de 2021, también El País informa de la existencia de una «nueva variante del COVID» en Sudáfrica: «Los investigadores de la Red de Vigilancia Genómica de Sudáfrica cuentan cómo a finales de 2020 identificaron una variante de la covid-19 denominada 501Y.V2. Esta mutación del virus supone un desafío que obligará a comprobar la eficacia de las vacunas y tratamientos actuales»
https://elpais.com/planeta-futuro/2021-02-08/la-nueva-variante-de-la-covid-19-explicada-por-los-cientificos-sudafricanos-que-la-descubrieron.html
Hete aquí que un año después, o diez meses desde febrero, de nuevo la variante sudafricana reaparece con el nombre de Omicron, justo cuando hay que rentabilizar el tercer pinchazo, pinchar a los niños y convencer a la población de que necesitará dosis de refuerzo cada pocos meses, seis a lo sumo.
Un simple cambio de nombre
Ha empezado el timo de las nuevas variantes, en las que es suficiente con cambiar el nombre, ponerlas un sonoro nombre griego, para que se tomen urgentemente medidas que colapsan la economía, ya tambaleante, de nuevo y mantengan el fuego sagrado del miedo, de modo que las farmacéuticas no tengan que responder de la ineficacia de sus anteriores terapias génicas y puedan salvar al mundo con otras nuevas, que se venden como eficaces ante la nueva variante, y que quedarán obsoletas ante otra futura.
Esta nueva variante tiene las características de la antigua, que lleva conviviendo con nosotros un año: se transmite más rápidamente pero con mucha menos incidencia en quien lo padece, que pasa a tener inmunidad natural. Un mal negocio para las farmacéuticas. Esto se está ocultando por las élites gobernantes, que controlan los medios de comunicación, ya que el Ministerio de Sanidad de Sudáfrica, ya ha comentado que Onmicron, no es tan grave, según sus datos.
La farmafia se apresta a la estafa
De hecho, Moderna no se fía de la nueva variante. Si bien todas las farmacéuticas han anunciado que trabajan en ver cómmo se comporta la nueva variante con su vacuna, esta compañía ha sido la más pesimista en cuanto a la necesidad de una reformulación de los sueros existentes. «La variante incluye mutaciones observadas en Delta que se cree que aumentan la transmisibilidad y mutaciones observadas en Beta y Delta que se cree que promueven el escape inmunológico. La combinación representa un riesgo potencial significativo para acelerar la disminución de la inmunidad, tanto la natural como la inducida por las vacunas», afirman.
Apenas han pasado 72 horas desde que se conociera a la nueva variante del coronavirus pero ya no queda ningún país que no haya extremado sus precauciones. Ante el pánico generalizado, desde Sudáfrica se avisa de que la nueva cepa, que tiene más mutaciones que ninguna antes vista, no es peligrosa, al menos de momento. «Lo que estamos viendo en Sudáfrica y, recordemos, estoy en el epicentro, es muy débil. Para nosotros son casos leves», ha declarado a la cadena BBC Angelique Coetzee, la médica que descubrió la variante.
Así funciona la estafa: nosotros, más pobres, y la farmafia, más rica
Es la nueva estafa de las variantes o mutaciones que se ha puesto en marcha:
1.- Se les cambia el nombre
2.- Se monta de nuevo la histeria y el pánico
3.- Se adoptan restricciones esperando que las sociedades las acepten
4.- Las farmacéuticas acuden en socorro y ofrecen una nueva terapia génica que, dicen, cubre las nuevas variantes
Conclusión: Se arruina más a la sociedades, se restringen más las libertades y se hace el negocio redondo.
En principio, un virus que se transmite a mucha más velocidad pierde fuerza y sería beneficioso.
Desde el paleolítico a «murió de vieja»
En el twitter de Enrique de Diego, se toman la estafa a rechifla y cachondeo. Así Pilar Cano comenta que «creo que murió de vieja por la Guinea o por Zambia…hace tanto… que ya me falla la memoria». Otros la sitúan en el «paleolítico» y Al towers dice que «las que ellos mismos crean.» Otro tuitero comenta lo sospechoso del momento en que llega: «por Navidad, para que no se celebre en familia, y desaparece de los medios de comunicación el 7 de enero coincidiendo con las rebajas. La variante es muy lista».