Editorial.
Un aficionado fallece de un infarto en el partido del Valladolid; una mujer de 39 años es encontrada muerta en los baños de la jornada inaugural del Festival de les Arts de Valencia; un trabajador muere en Avilés; es la única forma de que en la prensa, básicamente en la local, salgan estos ciudadanos anónimos que de repente les da un infarto y caen fulminados; no tienen la notoriedad de Federica Cavalcanti, diseñadora de moda y empresaria, fallecida a los 28 años, o del decorador Alexander Sánchez, o la actriz trans Laura García Soroa, más conocida como Laura Frenchkiss, que se derrumbó en plena calle. O tantos otros: un jugador de hockey sobre hielo, un bateador de cricket, una jugadora de fútbol italiana, un sacerdote de Pamplona diciendo Misa…
Con el concepto de REPENTINITIS tratamos de poner en berlina los equilibrios de los medios de comunicación titulando que has fallecido de «muerte repentina», incluso en el trabajador muerto en Avilés se titula que ha muerto de «causas naturales». Establecemos como hipótesis que todas esas personas que mueren en un estadio o en un festival o la muerte de la querida locutora Elia Rodríguez tienen un punto en común: todas han sido timo vacunadas, todas forman parte del genocidio que se lleva a cabo, a escala planetaria, con la complicidad de los gobiernos.
Según la voz autorizada, en declaraciones a Rambla Libre, está repentinitis, que se va haciendo norma terrible, de la Catedrática María José Martínez Albarracín «la mayoría de las muertes producidas en el grupo vacuna, son debidas a eventos cardiacos. Sabemos además que las células del miocardio tienen receptores ACE2, es decir receptores para la Spike protein que está codificada en todas las vacunas génicas para covid, que además, el corazón es un órgano muy vascularizado y los vasos sanguíneos también presentan dichos receptores y que en las necropsias de personas vacunadas fallecidas, se ha encontrado una gran infiltración linfocitaria del corazón por lo que hay una altísima probabilidad de que el daño cardiaco provocado por las vacunas: miocarditis y pericarditis principalmente, se deba a un proceso autoinmne».
Es decir, el miocardio es receptor de la Proteína Spike o Espiga, con sus células ACE2, en las que se aloja aquella. En un momento dado, sin previo aviso, el sistema inmunológico decide que un órgano tan vital como el corazón es el enemigo y debe ser eliminado. La persona cae fulminada sin recuperación posible. Personas de todos los grupos de edad sucumben a los cuatro, cinco o seis meses de haber sido pinchados. El problema de la repentinitis se irá agravando exponencialmente, sin que los medios lacayos lo puedan ocultar. No son casos aislados, es una siega inmisericorde, que irá aumentando.
Solicitamos a los ciudadanos que recapaciten y no cometan la locura de ponerse la tercera dosis, por nada del mundo; que sean capaces de superar sus miedos y digan basta. Exigimos al Gobierno que abra una investigación sobre estos hechos, numerosos, porque la inmensa mayoría no salen en los periódicos, porque quienes sufren el infarto, la ya famosa muerte repentina, no lo hacen en un estadio de fútbol con todo el mundo mirándoles, como el jugador del Barcelona, Kun Agüero, que padeció una arritmia, que le mantendrá alejado de los terrenos de juego tres meses, pero que nos aventuramos a decir que no volverá a jugar. Exigimos al Gobierno que pare la matanza. Exigimos que quienes han sido timo vacunados sean analizados y se les den los antídotos contra el veneno de muerte con el que han sido envenados, como dice el Doctor Vladimir Zelenko, y que proteja a sus ciudadanos del ataque de bio terrorismo del que son objeto directo.
Es urgente. ¿O habrá que esperar a que mueran diez, veinte o la mitad de un estadio de fútbol para que la gente despierte y el Gobierno cese en su actividad criminal?