Kyle Smith.
Diez meses después de la Era Biden, el electorado estadounidense ha hablado y se parece mucho a una multitud bulliciosa y animada en un partido de fútbol americano universitario:
«¡¡¡Vamos Brandon !!!»
El eslogan del año, una forma depurada de decir «F-k Joe Biden» que equivale a un misil de crucero de doble ojiva que derrama el mismo desprecio tanto por nuestro torpe presidente como por los medios de comunicación que lo cubren descaradamente, es de tres palabras. resumen de todo lo que los votantes tenían que decirles a los demócratas el martes , desde Puget Sound hasta Long Island Sound. La palabra «tambaleándose» apareció en tantos informes de prensa en las descripciones de los demócratas el miércoles por la mañana que las noticias políticas parecían un número de Field & Stream.
En Virginia, después de que Biden ganaba el estado en noviembre pasado por 10 puntos, el Partido Republicano parecía tener tanta vida como su Sears local. El martes, los republicanos cambiaron las oficinas estatales y la Cámara de Delegados de azul a rojo. Los votantes de Virginia le estaban dando la vuelta a Terry McAuliffe y su amigo Joe Biden.
En Seattle, donde Donald Trump obtuvo el 8 por ciento de los votos en 2020, un republicano ganó como fiscal municipal, el primero de su partido en ganar un cargo en la ciudad en 30 años.
En Nueva Jersey, el actual gobernador demócrata Phil Murphy fue calificado como favorito 1/20 por una casa de apuestas, y las encuestas sugirieron que ganaría por dos dígitos.
Sin embargo, si gana, será solo por una fracción de punto, en un estado que Biden ganó por 16. En Minneapolis, una propuesta para desfinanciar a la policía estalló .
Incluso los demócratas que ganaron, como Eric Adams en la ciudad de Nueva York , lo hicieron hablando republicano con fluidez. Adams dice que está en contra del crimen, a favor de los negocios y un amigo de los ricos. Si tan solo todos los demócratas estuvieran cuerdos.
¿Toda la política es local? Antes era cierto, pero ahora los canales de noticias nos centran obsesivamente en Washington las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Cada partido se apega prácticamente a los mismos puntos de referencia básicos en cada carrera, desde el concejal de la ciudad en adelante: los demócratas indican su ardiente apoyo a la locura, y los republicanos dicen: «Esto no es Francia».
Los bidenianos de todo el país han estado impulsando las siguientes políticas locas: una juerga de gastos que está alimentando la inflación y conducirá a más impuestos; ser blando con los criminales (Biden incluso enterró un llamado a poner fin a la fianza en efectivo en su ridículo esquema de “equidad de género” el mes pasado); torturando el lenguaje alimentándolo a través del molinillo de corrección política; aburrir a todos, pero despertar a los estudiantes universitarios con incesantes conversaciones sobre «privilegios blancos» y «supremacía blanca» y, lo más atroz de todo, decirles a los padres que sus hijos pertenecen al gobierno y que se les enseñará todo lo que dicten los demócratas en ese gobierno.
¿Y qué pasa con la interminable crisis de COVID que Biden prometió aplastar con su asombroso medio siglo de competencia administrativa en Washington? El próximo mes, el número de muertos por COVID de la era Biden superará la horrible cifra recopilada durante la administración Trump.
Los votantes dieron a todo eso una F, como en «Eff Joe Biden». En las redes sociales, la gente dice «FJB» para abreviar. O «Vamos Brandon». El miércoles, uno de los oponentes más capaces de Biden y un posible futuro candidato presidencial, el gobernador de Florida , Ron DeSantis , se burlaba abiertamente de la «Administración Brandon». Hombre de Florida 1, Hombre del pantano 0.
Para ponerlo en Bidenish: mira, aquí está el trato. Nadie les dio permiso a los demócratas para hacer nada excepto controlar la pandemia y darnos un respiro a todos los tweets locos. Y la pandemia sigue matando a más de mil personas al día, mientras que Biden centra su atención en sacar a los inmigrantes ilegales infectados de la frontera sur y esparcirlos por todo el país en la oscuridad de la noche , matando proyectos de energía para hacer subir los precios de la gasolina mientras mendiga. OPEP para rescatarnos , promoviendo la idea absurda de que la blancura es igual a la culpa y proponiendo nuevos programas federales descomunales cuyo costo hubiera hecho que FDR dijera: «Deja el bong, amigo, hay mucho dinero para gastar».
Para colmo, Biden quiere emitir un cheque por $ 450,000 a cada inmigrante ilegal afectado por la política de separación familiar de corta duración de la administración Trump.
Joe Biden y sus amigos odian a los estadounidenses comunes. Esta semana el país está diciendo: «Estamos ya cansados de ti, abuelo».