Editorial.
Lo sucedido en Afganistán se parece demasiado a Vietnam y da la idea de un Joe Biden sin fortaleza de carácter y sin inteligencia, incapaz de medir las consecuencias de sus actos. «No repetiré los errores del pasado», ha dicho Biden, y no se le ha caído la cara de vergüenza. El argumento de que se trataba de una guerra que han heredado cuatro presidentes y no quería pasárselo al quinto es, como razón, insostenible y, en propiedad, ridícula. En política exterior manda la continuidad de los compromisos.
La retirada de las tropas norteamericanas se ha hecho, igual que en Vietnam, de forma vergonzante y humillante. ‘The Wall Street Journal’ habla de «la peor humillación desde la caída de Saigón en 1975». Los marines enviados, deprisa y corriendo, para a segurar un perímetro de seguridad en torno al aeropuerto internacional de Kabul, con los diplomáticos occidentales hacinados allí, junto al personal afgano que ha colaborado con las fuerzas norteamericanas y sus aliados, entre ellos, España, pidiendo asilo, recuerda demasiado a la retirada de Saigón y desata demonios familiares de que Estados Unidos no es un aliado fiable.
«Lo que ha hecho Joe Biden en Afganistán es legendario», reaccionó en un comunicado Donald Trump. «¡Pasará como una de las grandes derrotas de la historia de EE.UU.!».
Un Biden sin nervio, sin carácter, sin prever el rápido avance de los talibanes y el hundimiento del ejército afgano dejado en la estacada por los norteamericanos, entregando su material al enemigo conocido, porque los talibanes impondrán un régimen de terror en nombre de la sharia, volverán las ejecuciones sumarias de los viernes, la policía religiosa y harán invivible su existencia cotidiana al pueblo afgano. Veinte años después, todo el esfuerzo desplegado no ha servido para nada. Un senil y probablemente demente -son habituales sus lapsus- presidente de los Estados Unidos les ha dejado en la estacada, repitiendo todos los errores del pasado. Retorno a Vietnam, sin que nadie lo pidiera ni hubiera necesidad alguna. Biden y Estados Unidos han hecho el ridículo, han sido derrotados.