Enrique de Diego.
Una vacunación masiva, que es un experimento de ingeniera social, con vacunas hechas deprisa y corriendo, tiene lugar en espacios deportivos, en recintos feriales, en centros de salud…La gente recibe un SMS amenazador propio de la distopía que estamos viviendo. En España se contabilizan la escuálida cifra de 79.399 muertes, entre las que se incluyen la de todos los enfermos de la gripe, que ha desaparecido, de otras dolencias y las abrumadoras cifras del genocidio protocolario llevado a cabo en las UCIs de toda España, tratando la enfermedad como respiratoria, quemándoles los pulmones con oxígeno puro, y como inflamatoria, y en las residencias de ancianos de toda España administrándoles sedación. Según el Dr. Andreas Buttner, director del Instituto de Medicina Forense del Hospital Universitario de Rostock, de 35 cadáveres diseccionados, 6 de ellos fueron dado muertos por COVID y lo fueron por otras dolencias; es decir, un nada despreciable 15,5%.
Conviene insistir en que la vacunación masiva es desproporcionada, un auténtico experimento. El citado Andreas Buttner llega la conclusión -tardíamente, antes llegaron el Dr, Pasquale Mario Bacco, la Dra. Nuria Azevedo y la Dra. María José Martínez Albarracín, puestos en la desmerecida situación del disidente- de que no es una enfermedad inflamatoria y de que han muerto por mala praxis, por malos tratamientos, un genocidio protocolario. Es decir, bien tratados, antivirales y antiinflamatorios, los muertos serían mucho menos. La media de edad de los muertos es de 84,2 años. No tiene ningún sentido, es una auténtica locura, que se vacune a los jóvenes, a los adolescentes, a las personas de mediana edad. Estos deben negarse determinadamente y decididamente.
La falsa vacuna, que no ha sido experimentada en animales, es un peligro. La Spike, al ser una proteína homóloga con las proteínas ENV de HERVS, es decir la envoltura de nuestros virus endógenos, pero alterada genéticamente, y concretamente con la sincitina de HERV-W, se comporta como un tóxico biológico (no olvidemos que las proteínas pueden ser grandes venenos) y de hecho su acción tóxica se concreta dañando las mitocondrias de las células que recubren los vasos sanguíneos, produciendo vasculitis y anoxia (falta de oxigeno), cambiando el perfil celular de respiración aerobia mitocondrial a glucolisis anaerobia fermentativa, lo que se comprueba en el enfermo covid por el aumento del enzima LDH. autoinmunidad que ocasionará graves enfermedades como esclerosis múltiple y diabetes insulinodependiente, por atacar de manera cruzada numerosos tejidos del organismo, en concreto 28.
Además, puede producir, como la enfermedad, infertilidad femenina y esterilidad masculina. Respecto a la infertilidad femenina, en la homología de secuencia entre la Spike protein y las sincitinas, que son proteínas producidas por los virus endógenos HERV-W. Las sincitinas son necesarias para la formación de la placenta al permitir la fusión del trofoblasto en sincitiotrofoblasto. Las sincitinas son también necesarias para que se produzca la fusión del óvulo y el espermatozoide en la fecundación. En cuanto a la infertilidad masculina se podría producir debido a que el testículo es muy rico en receptores ACE2, con los que se une la Spike y ya se ha comprobado científicamente que esta unión Spike-ACE-2 daña el receptor, disminuyendo su expresión. La función de ACE-2 en testículo es imprescindible para que se produzca, incluso, el desarrollo y maduración testicular.
Hay ya, datos oficiales, 10.579 muertos en la Unión Europea por las vacunas que pueden esterilizar a una gran parte de la población y matar a otra gran parte, entre el 2o y el 30% de los vacunados, porque nunca se ha usado una vacuna masivamente de forma profiláctica en medio de una pandemia, porque puede haber «escape inmunológico», de hecho ya lo hay, en numerosas variantes, el bicho muta y se vuelve agresivo, y mata gente con el sistema inmunológico deteriorado que ha combatido a una cepa bastante inofensiva. Lo lógico sería parar esta locura de la vacunación masiva.
Pero la gente acude sin rechistar a los vacunómetros animada por las televisiones. Acuden preferentemente los funcionarios y los pensionistas. La virtud del funcionario, según Max Webber, es la lealtad. España es una sociedad de funcionarios, acostumbrados a obedecer sumisa. En algunas regiones el funcionariado alcanza el 30%. En Extremadura y Asturias es del 31. En Extremadura, hay 92.000 funcionarios por 298.000 privados. En Castilla y León y Canarias es del 26%. En Castilla-La Mancha, Galicia y Cantabria, del 24%. En Andalucía hay 583.000 nóminas públicas. En Madrid, 517.000. En Cataluña, 461.000. En Comunidad Valenciana, 322.000 mil. El funcionariado crece a un ritmo anual del 4,6%, una décima más del empleo que se destruye en el sector privado, 4,5%. Durante la pandemia, se aceleró el gigantismo funcionarial: en Madrid, 32.000 más; en Cataluña, 12.000 más; en Comunidad Valencina, 25.000 más; en Andalucía, 40.000 más. O sea, que Vox es una gran mentira, una oficina de colocación más. Luego, hay que sumar los pensionistas: 9,83 millones, con un gasto en el mes de abril de 10.132,2 millones, el 2,6 más que el mismo mes del año pasado. La enseñanza concertada, profesores de 19.000 centros, uno de cada 4 alumnos. La Iglesia y sus sacerdotes, que cobran del Estado. Las asociaciones gay, feministas, fundaciones de centros de menores, Cruz Roja, Correos, Renfe, sindicatos, patronal, liberados sindicales, chiringuitos, paguicas, medios de comunicación públicos y parapúblicos, como A 3 y Telecinco. Los 450.000 políticos y sus asesores y personal de confianza, directores de comunicación, jefes de protocolo…Es probable que en España, casi el 50% dependa para cobrar su nómina, como modus vivendi del Estado. Es el Camino de servidumbre, denunciado y explicado por el gran economista Friederich Hayek.

«En muchos hay pesimismo vital. En realidad les da igual lo que les pase. En otros simple gregarismo», dice un comentario de twitter. Aunque entre los seguidores de mi twitter, hay gran cantidad de funcionarios que dicen estar dispuestos a no vacunarse, incluso de los servicios de salud, cabe pensar en lógica que esa estructura social -mantenida sobre la estafa de la deuda perpetrada a los que aún están por nacer y el turismo- da mucha capacidad de coerción al Estado. Los medios de comunicación funcionan como aparatos de propaganda, dictando los movimientos gregarios: aplausos a las ocho, irresponsabilidad de los jóvenes, acoso a los disidentes, no dando voz a otras versiones que a las mentiras oficiales…Junto a los muertos por vacunas, existe el riesgo de que en otoño, cepas más agresivas ataquen a los «vacunados», infectados con una cepa del virus poco agresiva, que estaba desapareciendo, y con su sistema inmunológico deteriorado, y entonces de arme la pandemia o una serie de pandemias concatenadas.
«Yo no soy funcionario y te puedo garantizar que no me voy a vacunar nunca más. Y no me pondría muchas de las que me puse si pudiera volver atrás. Las farmacéuticas son Satanás», dice otro comentario en twitter. Este no proviene del camino de servidumbre de la dependencia del Estado. Hay que hacer un esfuerzo ímprobo para que todos, funcionarios y no, sobre todo militares y miembros de las FCS, los funcionarios realmente esenciales, sepan identificar al enemigo, entiendan que sus dirigentes les han mentido, que los medios de comunicación les han mentido y manipulado. Entonces, un cambio de régimen es posible; siempre ha sido deseable. Preparémosnos para sacar el bien de tanta locura paranoica y de tanto mal.