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La siniestra socialcomunista de España

Redacción




Ignacio Fernández Candela.

Cuando se deja de confiar en sus mentiras, maquinan tremebundos artificios para seguir apoltronados en el crimen con rango de gobierno. Siempre la misma chusma destructora, disfrazada de justicia social para delinquir con impunidad. Se reparten el botín vendiendo las almas. 

Imagino el invisible ojo de la consciencia divina que todo lo ve, observando las evoluciones de este demonio conjunto de la izquierda primitiva, la siniestra de los males organizados dizque políticamente, en realidad alienados universalmente como la suciedad del mundo, la escoria sin valor, el detritus de la evolución natural; la bazofia del desperdicio natalicio, la oportunidad perdida del ser convertido en cadáver viviente, instintivamente oportunista, someramente inservible que es este sobrante de la izquierda, representante del averno sobre la Tierra, condenados hipócritas que poseen asignación de brasas cuando las almas pútridas del engaño perpetuo deban reciclarse sin otro ventajismo que la segura muerte eterna. Hipócritas de Satanás que aquí confunden y allí por millones se les conoce. Conjunto de mierda humana, estiércol de conciencias pútridas, engreídos de la amoralidad, aquí hacen de las suyas siempre cuando sus sacos mortuorios han sido previstos con la putridez del cuerpo, el hedor de sus espíritus inservibles. 

Si retornase Jesús sería fascista dejando que los niños se acercaran a Él. Por hablar del espacio a la derecha del Padre dejaría en evidencia la miserable siniestra del submundo que compone el progresismo desintegrador. Lo tildarían de ultraderechista por defender la libertad y no dejarse manipular por la demagogia de los satánicos social comunistas que engañan al mundo emponzoñando las ideas y la convivencia.
La izquierda es el Diablo desatado del Apocalipsis, el enemigo de Dios y sus naturales dádivas que se atacan pretendiendo la confusión del concepto, la malformación de sus designios y el fondo de sus órdenes perfectos oscurecidos por el relativismo de las ideas, destructoras como peste que hiede con el azufre de Satanás. Se percibe el tufo del Mal en la anormalidad que buscan imponer, son los desechos de muerte en vida cuyos despojos esperan las huestes angelicales para echarlos al abismo de donde proceden, íncubos con apariencia humana, engañadores viles del eterno Satanás que en ellos habita.
La izquierda es la selección natural de la consciencia de un mal previamente condenado. Así escandalicen a la inocencia, el día de la recogida de las siembras está dictado y con él la extinción de estos monstruos que soliviantan la paz, con amaños, culpando al inocente y victimizando al verdugo. Calados están, cadáveres destinados al terror, de la Justicia de Dios no escapan.