Enrique de Diego.
Todos recordamos la escena delirante: a las 8 de la tarde, durante lo peor del confinamiento, los balcones y ventanas se fundían en un aplauso cerrado al personal sanitario que está librando una batalla, mal equipados, contra la pandemia. Visto con perspectiva, fue todo, y sigue siéndolo, una mascarada. Todos recordamos las angustiosas peticiones de respiradores. Zara hizo una donación importante de ellos. Fue un genocidio protocolario, el coronavirus fue tratado como una enfermedad respiratoria, cuando no lo es. Vean el vídeo de la Doctora Karina Acevedo.
Conozco una persona que fue, como era habitual, a diálisis, y con problemas respiratorios, se le llevó a la UCI donde se le mató, se le sedó. Se ha aplicado la eutanasia a su pesar y al de sus seres queridos. Todos los que fueron entubados murieron: el 100%. En los programas de televisión, por donde se propaga el terror, los sabios de Grecia nos explicaban los males del coronavirus como un problema respiratorio. Todos mentían. Como Pedro Sánchez, el gran mentiroso, nos mintió con la comisión de expertos.
Hubiera bastado hacer autopsias, pero la OMS lo desaconsejaba. Se actuó con criterios acientíficos, sin espíritu crítico, sin el método prueba-error, bajo criterios políticos, que es con lo que sigue funcionando. No dando voz a los auténticos hombres y mujeres de ciencia, que anteponen el bien común al interés personal, que no tienen nada que ganar, pero sí mucho que perder, en este linchamiento acanallado del disidente, en esta condena al ostracismo. Ahora estamos en la gran batalla, la de lo que se llaman vacunas, y que no lo son, que tienen efectos negativos de todo tipo, empezando por la muerte, la esterilidad, y provocar una pandemia real con cepas más agresivas. Esto funciona tan demencialmente que parece programado. Quid prodest? Bill Gates y las farmacéuticas. Las gentes tienen que sacar fuerzas de flaqueza para hacérselo pagar. Los responsables tienen que sentarse en el banquillo como en Nüremberg porque están cometiendo crímenes de lesa humanidad.