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Canarias: Año 2030

Redacción




Enrique de Diego.

La noche estaba extrañamente fría. Oteó el horizonte marino a la búsqueda de luces que indicaran señales de barcos enemigos. No había nada. Miró el radar y tampoco. Respiró aliviado. Una noche tranquila, quizás la última de su vida. Los canarios supervivientes de la serie de masacres habían conseguido refugiarse en las Isla de La Palma. No podrían resistir mucho en ser exterminados. Elevo sus oraciones hacia Dios que les permitía ver la alborada de un nuevo día. Había perdido todo contacto con la Península, donde se había impuesto la cora de Al Andalus y las últimas noticias es que resistían núcleos aislados en torno a Covadonga. Cuando quiso intervenir la Marina, traidora, fue demasiado tarde. Entonces comprendieron para qué el reino soberano de Marruecos había comprado material militar ultramoderno, los aviones y los barcos más caros. En el Ejército de Tierra, la Legión estaba infectada de enemigos y a las primeras de cambio se rindió.

Todo empezó en el año 2020, el maldito año 2020, el año en que el coronavirus causó estragos, tirado por los globalistas y sus aliados de la tiranía china para acabar con Donald Trump, el único escollo para que triunfaran sus planes de la agenda 2030, cuyo pin los inútiles y traidores políticos españoles lucían en la solapa como si fuera la marca de la bestia apocalíptica. Entonces, cuando gobernaba el tal Pedro Sánchez, de infausta memoria, fueron llegando a cientos, a miles, cada vez más, todos varones en edad militar.

Recordó con rabia la cobardía de sus dirigentes, el tal Marlaska y un tal Escrivá, que no hicieron nada para preservarles y proteger a los canarios, salvo, al dictado de sus amos, alojarlos en hoteles y agruparlos en campamentos, para que pudieran organizarse mejor, mientras continuamente iba llegando más y más, continuos refuerzos, convenientemente atendidos por Cruz Roja, la más traidora de todos, mentecatos, pensando haber encontrado su negocio, en el fondo cavaron su propia tumba. Les maldijo en su fuero interno.

El 2021 fue el año decisivo, mientras ellos eran entregados por la clase política más estúpida, siempre confundiendo sus deseos con la realidad, preñada de falsas expectativas y falsos buenos sentimientos, el enemigo fue invadiendo, y lo peor es que había sido con sus impuestos, poniendo los militares, las camas. Aún recordaba el documento aprobada por el Pleno del Ayuntamiento de Las Palmas como ejemplo de entreguismo. El documento recalcaba el carácter cosmopolita, multicultural, amable y solidario que tradicional e históricamente ha caracterizado a Las Palmas de Gran Canaria y proponía fomentar una cultura amistosa y tolerante entre todos los grupos humanos que convivían en nuestra ciudad. Palabras huecas.

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Los medios de comunicación habían hecho su labor de zapa. Todo ocultación, hasta que fue demasiado tarde. Los medios locales se dedicaron a atemorizar a la gente con eso del racismo. Tenías que pasarte todo el día justificando, perseguido por esos lacayos, para los que el hombre blanco encarnaba todo el mal, todo el pecado original, y los foráneos eran víctimas de la opresión, huérfanos, varados de todas las injusticias. ¡Malditos periodistas!, musitó. ¡Si los conflictivos menas, los niños de Teresa Rodríguez, eran angelitos! Sólo Rambla Libre había dado la batalla hasta el final, había avisado de lo obvio, como decía George Orwell que debía hacerse en tiempos de peligro para la libertad, y aquellos lo eran, vaya si lo eran. La Universidad de La Laguna ahora era una escuela coránica.

Luego vino una época de caos. Reyertas, pillaje, robos, saqueos. Las Fuerzas de Seguridad fueron desbordadas. Su número era escaso, muy inferior a los de los foráneos. No daban abasto. Encima, la izquierda les atenazó y dejó indefensos con denuncias continuas. No, Canarias no podía ser una cárcel para los migrantes… Esa era otra, el palabro causó furor con la fuerza de una consigna y se refería a las migraciones invasivas de pueblos enteros. ¡Podían haber caído en la cuenta de lo que se escondía tras ese palabro! ¡De lo que se preparaba! Canarias, muy rápidamente, se convirtió en una cárcel pero para los canarios, atemorizados, diciendo a sus hijas que no salieran…Pero ellos iban en grupo, hacían deporte en grupo, cosa que los canarios tenían prohibido hacer. Desapareció el turismo, ¿quién iba a ir a las otrora Islas Afortunadas, y ahora con todas las desgracias haciendo presa en ellas? Luego vinieron las violaciones y los saqueos de los supermercados, luego el asesinato de los sacerdotes y el martirio de los cristianos al grito de Allahu akbar. Más tarde, fueron los años en que estalló una guerra civil religiosa entre ellos. Los marroquíes declararon la cora de Canarias, bajo el reinado de Muley Rachid del Al-Hassan, mientras los subsaharianos, que se consideraban maltratados, trataron de imponer una República Islámica bajo el dictado de Hoko Baram.

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El Estadio Insular y el Estadio que entonces se llamaba Heliodoro Rodríguez López se tiñeron de sangre con las ejecuciones que tenían lugar los viernes, después de la oración, bajo la ley de la sharia. Los homosexuales y las lesbianas fueron decapitados por su intrínseca perversidad. Todos los infieles fueron tratados como alimañas, como manda El Corán. Marlaska, ¿qué habría sido de Marlaska, el gran sodomita? Hubo un episodio extraño, un tal Carlos Maslatón, un argentino, judío renegado, llegó diciendo que eran euroafricanos y que debían realizar el genocidio del hombre blanco; primero, causó asombro, como si se tratara de un payaso, de un loco que había perdido el juicio, más tarde, juzgado por un tribunal islámico se dictó su decapitación, que tuvo lugar, un viernes, en el Estadio Insular.

Se había impuesto la cora marroquí del rey Hassan, mientras los integristas, los más integristas habían quedado reducidos al norte de la Isla de Tenerife, después de haberla devastado a sangre y a fuego. Ahora, los marroquíes, o magrebíes como púdicamente les habían llamado los medios de comunicación, se disponían a asaltar la Isla de La Palma, era cuestión de días, y allí estaba él, el último canario, dispuesto a vender cara su vida, sin ninguna esperanza. La Unión Europea había dejado de existir, en una orgía de corrupción, con las vacunas, que no sirvieron para nada, estafa tras estafa, en una quiebra económica monumental, propiciada por Pedro Sánchez.

Salía el sol acariciándole el semblante con rayos tibios. Amanecía el último día del último canario. Así pasan las civilizaciones que no saben defenderse.