Javier de la Calle.
Parece que la pandemia y la terrible situación económica que como consecuencia directa atraviesan millones de españoles, ha logrado lo que hace solo un año parecía imposible, remover las entrañas de la sociedad civil española en contra de la oligarquía de partidos que, desconectada de la realidad social, corrompe la ya de por sí endeble democracia española.
Entre las fuertes turbulencias políticas que han desatado los pactos de quienes quieren repartirse desde el poder legislativo, a los integrantes del judicial, un nuevo partido surgido durante el confinamiento como respuesta de la sociedad civil a los desmanes políticos que ya son el pan de cada día, ha publicado en Madrid sus ejes programáticos, destacando como propuesta estrella, una Ley de Responsabilidades Políticas y Electorales.
Fuentes de Alianza Cívica, que así es como se llama la nueva formación, señalan que se trata de “algo imprescindible que nadie se atreve a hacer porque ataría de pies y manos las prebendas de la clase política y los juegos que ejercen sobre la ciudadanía, consiguiendo con ello que por vez primera el voto de cada español fuese verdaderamente libre.”
Los compromisos programáticos que propone el nuevo partido, han sido elaborados con la participación de ciudadanos, asociaciones y técnicos y están diseñados para permitir una ejecución realista dentro del marco normativo existente reduciendo al máximo la intervención política en las decisiones de calado social y maximizando su responsabilidad con las hasta ahora vacías promesas electorales.
Fuentes internas de Ciudadanos, aseguran que la propia Inés Arrimadas, ha montado en cólera tras conocer de la presentación de este agresivo programa al considerar que su moribundo partido puede verse eclipsado en su papel de elemento de “transversalidad política” y descubrir que decenas de sus cargos en Madrid se han dado cita en la presentación del Alianza Cívica con la intención, según parece, de dar el salto a la nueva formación. Se prevé que en la junta que Arrimadas presidirá junto a Ignacio Aguado el lunes que viene, se propongan medidas similares a las hoy presentadas por Alianza Cívica como contramedida.
El partido naranja, quien se desintegra como un azucarillo, es el más perjudicado por el recién nacido partido amarillo y teme que esta y otras formaciones de nuevo cuño sean la puntilla que termine de matar al antaño proyecto de regeneración política que presidió, y posteriormente destruyó Albert Rivera. Es difícil saber cuál de los múltiples frentes de Ciudadanos será el que termine con los de Arrimadas, pero está claro que el terremoto en la política nacional solo acaba de empezar.