Redacción.
Al sistema le escuece la baja participación, porque indica que los ciudadanos catalanes dan la espalda a su asquerosa clase política. La participación se sitúa en el 45,7%, 22 puntos menos que en 2017. No es la participación definitiva curiosamente ocultada por todos los medios del sistema. Es un auténtico desastre para la casta, que daña poderosamente su legitimidad de origen. Se nos dice que son circunstancias excepcionales por el coronavirus, pero en plena pandemia se han celebrado las elecciones en Estados Unidos con récord de participación, al margen del monstruoso tongo. El peor virus que tiene España y Cataluña es su gigantesca clase política, y los ciudadanos han mostrado claramente su hartazgo. Ha sido una derrota sin paliativos del sistema, de su casta parasitaria y de sus aparatos de propaganda, los medios de comunicación.