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Carta a Javier Maroto: El estúpido consenso sodomita y la marca de la bestia

Redacción




Enrique de Diego.

Te he visto criticando a Pedro Sánchez decías que era la mayor mentira en que le has pillado…Hablando de mentiras, las tuyas son groseras y gloriosas, Javier Maroto, el de la moto. Eres el perfecto ejemplo de las mentiras de la casta: cuando ya no te quisieron los alaveses apareciste, por encantamiento, empadronado en el bellísimo pueblo segoviano de Sotosalbos, Sotos blancos, de soto, sitio que en las riberas o vegas está poblado de árboles y arbustos, de recios robles, en ese caso. Pueblo de medievales ensoñaciones literarias, por donde cruzando por el puerto de Malangostó pasó el rijoso Arcipreste de Hita persiguiendo vaqueras de buen ver en el Libro del buen amor. En tu caso, serían vaqueros. Tiene Sotosalbos una preciosísima Iglesia románica, con capiteles historiados donde se ven nuestros antepasados, caballeros con cota de malla, lanza en ristre, que son una hermosura, y la talla románica de Nuestra Señora de las Vegas que emociona. En comarca que está llena de lindezas románicas y cistercienses, como el monasterio en ruinas de Collado Hermoso, la Iglesias de la Cuesta o la Ermita de las Vegas, jalones de un pasado glorioso y rico en torno a la oveja merina. De allí, es mi héroe, el templario Álvar Mozo, conde de Sotosalbos, protagonista de mi trilogía templaria, «Corazón templario», «La lanza templaria» y «Las Navas de Tolosa».

Maravillosa Iglesia de Sotosalbos. En los capiteles de su atrio, queda reflejado el combatir divinal de siglos.

Volvamos del pasado glorioso, al presente tenebroso. La única razón que se me alcanza para que te empadronaras en Sotosalbos fue para ser elegido senador autonómico por Castilla-León y conservar tu sueldo y seguir en política. Un enjuague, una mentira cochina. Como la de pertenecer a un partido que llevó al Tribunal Constitucional el «matrimonio gay» mientras tú permanecías en el armario y luego a tu bodorrio con un tío con barba asistió la plana mayor de tu partido, con Pablo, Pablito, Pablete Casado, cagica. Mentira y trapisonda a todo el electorado pepero. Aparecías en la televisión tocando con la marca de la bestia, con el pin coloreado de la agenda 2030, el consenso sodomita, estúpido y delirante, con tu voz atimplada, del gremio, esos que San Pablo consideraba reos de condenación, en contra de las patrias y a favor del globalismo.

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So gilipollas, ese sería tu final, reblandeciendo las fronteras, haciéndolas porosas, inexistentes se iría a una situación como la que vive Francia, prebélica, de guerra civil, en la que los sodomitas serían aniquilados a manos de los sarracenos. Parece que tenéis por culo el cerebro y adoptáis como consenso trasversal el extermino de la raza blanca. Imbécil tú y Felipito Tacatúm, el fantoche coronado, que aparece también con la marca apocalíptica de la bestia, como un traidor a su Patria y a su etnia. Dónde vas Maroto, el de la moto, por esas predios infames, que Chueca no está en Teherán y allí os cuelgan de una grúa y el imperativo ético es estar contra la maldita agenda, en vuestro caso, por instinto de supervivencia. Que a todos os da por lo mismo, como a Marlaska, el gran sodomita, tonto del culo, que dejas claro que el PSOE y el PP son, a la postre, lo mismo, que todos sois una casta podrida y putrefacta, que todos libáis sacrificios y rendís homenaje al diablo.

En Sotosalbos, se labraba la tierra y se cuidaba el ganado, con la espada cinchada, mirando hacia las atalayas de las crestas de las montañas, para ver llegar la razia, y las Iglesias eran pequeñas fortalezas donde se guarecían los cristianos. Ve, por una vez, a Sotosalbos y aprende. En los capiteles de la Iglesia está la historia.