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Ramón Grau: «Ciudadanos me destrozó la vida»

Redacción




Josep Sansano.

Ramón Grau fue el número uno de Ciudadanos en Castellón, lo fueron a buscar y se le tomó muy serio lo de la regeneración, fue subdelegado de Ciudadanos y cosechó buenísimos resultados electorales, hoy en día resume su experiencia con un «Ciudadanos me destrozó la vida».

Cristina Gabarda.

Nos situamos en septiembre de 2015. Ramón Grau se ha creído el discurso regenerador del partido. Rechaza la acumulación de cargos, lo que le lleva a chocar con Vicente Vidal, concejal del Ayuntamiento, que los pretende, y con Cristina Gabarda, hoy diputada autonómica. De repente, contra lo dicho en la campaña electoral y en las bases programáticas del partido, todo el mundo se lanza  a colocar al amiguete de asesor o al querido o a la querida, o a la pareja. ¡Esto no es lo prometido! Ciudadanos se va a convertir así en más de lo mismo, en una cloaca inmunda, sin capacidad para alzar la voz y denunciar. Rechaza una sustanciosa oferta del PP para hacerse con una alcaldía porque Ciudadanos no es la lista más votada y esa es la línea oficial del partido.

Ramón Grau es un hombre ético, que entiende que está en política para cambiar las cosas. De repente, concita el malestar de todos los grupos del partido, incluso los que no se hablan, se unen para ir contra él. Ramón Grau es el obstáculo para que Ciudadanos en Castellón sea una mafia o una agrupación de mafias, copando los puestos. Hay que acabar con él. Los grupos de whatsapp echan chispas, juran en arameo. Una funcionaria de la Administración de Justicia se ofrece a conseguir papeles de su vida pasada, anterior a su entrada en política, sin relevancia y sin ninguna relación con la vida pública, pero que se magnifican y empieza el linchamiento, veinte días de titulares en El Mundo, hasta demoler a la persona.

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La dirección le abandona, le pone la proa, Ciudadanos es un casino de cuatro de Barcelona que les ha salido bien. Vicente Castillo Molina se porta muy mal, es subsecretario de Implantación Territorial, y hoy en día es asesor en la Diputación de Alicante, sin ninguna relación con la provincia, pues es oriundo de Jaén. Y Fran Hervías, el señor Lobo, parodia del de Tarantino, aparece para limpiar la escena del crimen: en un sms se da por enterado de las filtraciones en el Juzgado y actúa con su implacabilidad habitual, el que ahora es senador autonómico porque no tiene donde caerse muerto, y ya no representa nada.

Fran Hervías, secretario de organización. /Foto: YouTube.com.

Sobre Ramón Grau se organiza una cacería de chacales y de buitres, de politicastros que dicen una cosa y practican otra, que hablan de ética y hociquean en el pesebre, que daña a su entorno familiar y a su vida laboral, porque cuando intenta levantar cabeza, dos veces, en buenos puestos, echando mano de sus contactos universitarias, una mano negra de Ciudadanos se cruza y se vuelve a cruzar en su camino.

Hoy Ciudadanos está en trance de desaparición, con fecha de caducidad en las elecciones catalanas donde el batacazo va a ser histórico, porque echó a los Ramón Grau actuando como una mafia de las peores, la edición de la Comunidad Valenciana de El Mundo afronta una reducción de plantillas y está a punto de cerrar y la Justicia que abrió diligencias penales, por el Fiscal Jefe de Castellón, en 2016, sigue buscando la funcionaria venal de su propia Administración de Justicia, y por fin, tras chocantes dificultades para dar con él, ha declarado como testigo Manuel García Bofill, presidente del Consejo General de Ciudadanos, que es una sombra de lo que fue en los días de vino y rosas, pero esa nauseabunda mafia en que degeneró Ciudadanos «destrozó la vida» de un hombre bueno.