Enrique de Diego.
César Vidal y yo estamos unidos indeleblemente por un libro, «La gran traición», que lejos de estar dispuesto a morir, resurge cíclicamente, como el clásico que ya es. El gran César saca pecho, con motivo, de todos sus datos de la hermosa aventura que inició cuando Losantos, en momentos cenitales, se mostró todo lo ruin de que capaz, que es mucho. Buena ocasión, para subirse a la ola y comprarlo y difundirlo.
– Mi libro «La gran traición» primero fue un best seller y luego un clásico que se ha encaramado a los primeros puestos de Periodismo en Amazon…Lo interpreto como señal de que usted, César Vida, está más en boga y es toda una referencia.
– Es una interpretación muy generosa por su parte, pero creo que no resulta justa. Ese libro se ha convertido en un clásico porque usted realizó una labor extraordinaria de investigación de la que yo mismo aprendí multitud de cuestiones que ignoraba. Además también fue usted muy oportuno al sacar a la luz el envés – siniestro y vendido tantas veces – de los medios de comunicación. Insisto en ello: escribió usted un libro muy sólido y a su tiempo. Ésa es la clave de un éxito que se dilata ya un año.
– Máxime, en estos momentos atribulados de la nación y me atrevo a decir decisivos…
– Es cierto que mi proyección es mucho mayor ahora que la que he tenido nunca en España. El número de suscriptores de mi canal de Youtube se acerca a los ciento cincuenta mil que es mucho más que los lectores que tiene diariamente cualquiera de los grandes periódicos españoles. El mes pasado, sólo en Youtube y Ivoox, La Voz de César Vidal superó los cuatro millones y medio de descargas. En la lista de descargas de podcasts de Ivoox el primer programa de información general es La Voz de César Vidal. De hecho, los que figuran antes – sólo cuatro – son de entretenimiento – fútbol, humor, etc – y por detrás de La Voz están la SER, la COPE, Onda Cero y no digamos Es Radio. La audiencia de La Voz está diseminada además por todo el mundo y el segundo país donde más se escucha son los Estados Unidos. Si se añade que nuestro canal de suscriptores cesarvidal.tv va viento en popa tengo que llegar a la conclusión de que, sin duda, fue un gran día aquel en que decidí marcharme de Es. Radio.
– No me voy de la cuestión que es el hecho sorprendente de que se ha convertido en un clásico «La gran traición». ¿Es una historia abierta la de usted con Federico Jiménez Losantos?
– Sinceramente, yo creo que esa historia se cerró cuando FJL no tuvo valor para responder la carta que yo le envié comentándole aquello que había que cambiar en Es. Radio. Nunca se ha puesto en contacto conmigo y la verdad es que yo tampoco he tenido el menor interés en que lo hiciera o en hacerlo yo.
Somalo, un apellido que es una cara de presentación
– ¿Y la de usted con Javier Somalo y Dieter Brandau, los malos de «La gran traición»?
– Con el paso del tiempo, con los libros, la comida y las personas me ha ido pasando lo mismo. Me quedo con los muy buenos y no tengo problema en no ver ni de lejos lo malo. Comprenderá que tanto Somalo – un apellido que es una carta de presentación – como Brandau me traen sin el menor cuidado.
– ¿Cuánto tiempo le concede para el amargo final de Es Radio?
– Como dice el chiste, ni lo sé ni me importa. Por lo que veo en el listado de descargas de Ivoox, a FJL lo escucha menos gente que a mi y, por supuesto, está detrás de mi en la clasificación. Luis Herrero está en el puesto 95 y Dieter Brandau en el 64. Con ese panorama de abandono de los oyentes, sinceramente, ya no sé qué les puede quedar por hacer para conseguir publicidad.
Joe Biden, una marioneta servil y senil de la agenda globalista
– Es usted ya ciudadano estadounidense, enhorabuena. ¿Demostrará Trump el fraude electoral? ¿Qué les espera al mundo con un depredador sexual de niñas como Joe Biden?
– Tengo la convicción de que el fraude electoral está más que demostrado – a pesar de lo que dicen los medios de comunicación – pericial, judicial y testificalmente. En qué acabará todo es ahora casi un enigma porque queda mucha batalla legal por librar.
Yo no calificaría a Joe Biden como un depredador sexual, pero creo que no se puede negar que es un sobón queda claramente establecido en esos videos donde se ve a los niños sobrecogidos por la manera en que los toca. Es una marioneta senil y servil de la agenda globalista y si acaba en la Casa Blanca, los resultados serán nefastos no sólo para Estados Unidos sino también para el conjunto del mundo. Pero aún está por ver. Gracias a Dios, los medios de comunicación no certifican las victorias electorales.