Enrique de Diego.
Eres un tarugo, Antonio García Ferreras, pero de los más tarugos, un garrulo mostrenco, que nunca te ha importado la verdad, que, de hecho, no distingues la verdad de la mentira, así que mientes siempre y manipulas, como con el terrorista suicidado en los trenes de Atocha con varios calzoncillos puestos, que distes como «exclusiva» en la Ser. Pareces un comentarista deportivo de boxeo comiendo pipas y bocadillos de torreznos, que te lanzas sobre la cámara, y hablas para hooligans y para indigentes mentales.
Esta manipulación es un insulto a la inteligencia, si es que tus espectadores la tienen y no son analfabetos funcionales, que lo parecen y lo das a entender.
«No, no existe efecto llamada. No lo decimos nosotros, lo dicen los datos y los que más saben». Pues mírate bien los datos, nigromante, porque dicen todo lo contrario. Si la situación no fuera tan grave e inquietante, sería hilarante, la tosquedad de la negación de la evidencia. Claro, que como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo la puerta te meto un ladrillo. Manipula que algo queda, sobre para tu audiencia cavernaria.