Virginia Montes.
“No nos pongamos a sermonear” al presidente Trump sobre qué debe o no hacer en esta situación, dijo el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell. “Nada de sermones sobre cómo el presidente debería aceptar de inmediato y con alegría los resultados electorales preliminares viniendo de los mismos personajes que se han pasado los últimos cuatro años negándose a aceptar la validez de las últimas elecciones”.
“El presidente Trump está al 100% en su derecho de examinar las acusaciones de irregularidades y sopesar sus opciones legales”, defendió el senador durante una sesión de la Cámara Alta.
La campaña de Trump ha emprendido recursos legales en Pensilvania y otros estados con el objetivo de impugnar los resultados. Los esfuerzos de los abogados del presidente, que está insistentemente pidiendo donaciones a sus simpatizantes para financiar la batalla legal, se han visto reforzados por una ofensiva conjunta anunciada el lunes por los fiscales generales de estados republicanos, que han pedido al Tribunal Supremo que vuelva sobre la sentencia de septiembre que avaló la ley estatal de Pensilvania que permite computar votos recibidos hasta tres días después de las elecciones pero dejó abierta la posibilidad de reexaminar el caso.
El fiscal general William Barr instruyó el lunes a sus efectivos para que investiguen cualquier sospecha de “irregularidades en el cómputo de votos” antes de que los estados certifiquen los resultados.
La práctica habitual del ministerio era hasta ahora no intervenir hasta que no se han certificado los resultados. “No hay ninguna justificación para que haga esto”, declaró Matthew Miller, exportavoz del Departamento durante la Administración Obama.

El fiscal general William Barr instruyó el lunes a sus efectivos para que investiguen cualquier sospecha. Foto: AP
Por último, el equipo de campaña del presidente convocó en la noche del lunes una rueda de prensa en la que volvió a acusar a los demócratas de robarle las elecciones sin presentar prueba alguna de sus alegaciones, lo que llevó a la cadena Fox News a interrumpir de repente la retransmisión alegando que no podían “en buena conciencia” permitirles seguir difundiendo rumores (sus comentaristas de la noche siguen sin embargo entregados a la causa).
El estado sureño se encuentra en el ojo del huracán por ser uno de los estados que ha contribuido a la victoria de Joe Biden, en este caso por un margen de 11.419 votos, pero su relevancia va más allá: Georgia se convertirá el 5 de enero en una suerte de ‘segunda vuelta’ de las elecciones presidenciales. Ninguno de los candidatos a sus dos escaños en el Senado federal ha alcanzado el umbral del 50% de los votos, por lo que las elecciones deberán repetirse.
Son dos escaños de oro: si los demócratas consiguen hacerse con los dos, igualarían a los republicanos. La Constitución prevé que en caso de un empate a 50-50 es el vicepresidente, la vicepresidenta Kamala Harrus en este caso, quien tiene el voto decisivo. Tener una mayoría demócrata en esta cámara facilitaría enormemente la tarea de Joe Biden y dejaría a los republicanos fuera de juego. Los partidos no van a escatimar esfuerzos ni recursos por hacerse con estos escaños.