Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.
Tenet es todo lo grande que una película puede llegar a ser. Fue pensada para la gran pantalla y deseo que el público la viva donde tiene que verse, en una sala de cine. Soy consciente de todas las expectativas que se han depositado sobre el film, pero también sé que es algo que debo dejar de lado. Es la única forma que tengo para conseguir centrarme en el proceso creativo que supone terminar no solo este proyecto, sino cualquiera. Es lo mismo que he hecho con el resto de mis películas de gran escala, en las que también se corrió un tremendo riesgo financiero. Como cineasta, mi trabajo consiste en dedicarme a entregar la mejor película de la que soy capaz y proporcionar a los espectadores la mejor experiencia posible».
CHRISTOPHER NOLAN
Tenet es una película dirigida por Christopher Nolan con John David Washington, Robert Pattinson, Elizabeth Debicki, Kenneth Branagh.
Una de las películas más esperadas de la temporada por la expectación que despierta su director, el ambicioso y a menudo pedante Christopher Nolan. Autor –sin embargo – de excelentes acercamientos al universo Batman. Y, sin duda, y pese a sus aristas discutibles uno de los más importantes cineastas de los últimos años. No en vano es el autor de películas como Interstellar (2014) y Origen (2010) , además de Dunkerque o la muy notable El caballero oscuro (2008 ) uno de los mejores Batman. En 2012 The dark night rises llevaba a la saga del héroe de Gotham a una de sus cumbres estilísticas
En el cine de Nolan el argumento no explica la película pero lo podemos resumir :
En el mundo del espionaje internacional, un hombre (John David Washington) prefiere morir antes que entregar a sus compañeros. Tras conseguir superar esta difícil prueba, este hombre tendrá una importante misión: evitar una nueva amenaza mucho más peligrosa que la tercera guerra mundial. La clave será una sola palabra: TENET. La manera de ver el mundo de otra forma.
Un thriller de acción y misterio pero que en manos de su director se convierte en un espectacular y a veces difuso viaje a los infiernos del caos, las dudas existenciales, los saltos de tiempo …
Nolan es un cineasta personal pero excesivo, de esos directores que siempre hablan de sí mismos y que gustan de sorprender al espectador con propuestas difíciles. Sin duda aporta originalidad y hallazgos brillantes, pero combinado con dosis de complacencia y oscuridad narrativa que se traducen en historias complejas, cabos sueltos y metrajes desmesurados.
En Tenet , su autor pretende trazar una historia de espionaje con influencias de James Bond, con despliegue de medios, efectos, acción ….pero como hay que ser original a toda costa es preciso retorcer personajes y argumento hasta mezclar tiempo, espacio, locura, brillantes y a veces simple gratuidad.
Confieso que no estaba demasiado interesado en la película cuando en el diario El país pude leer esta curiosa crónica :
El crítico de cine y jefe de exposiciones del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), Jordi Costa, consultado por Icon, impugna con rotundidad “la leyenda de que Tenet no se entiende”: “Es una película que en realidad disfraza un esquema narrativo muy simple. Creo que el problema no es ya que se entienda demasiado, es que se sobreexplica”. Costa, a quien la película le pareció “una castaña considerable”, atribuye parte del éxito de Nolan a la proliferación de “un tipo de consumidor cultural que necesita que la obra que está consumiendo le diga, de alguna manera, lo inteligente que es”
Que un crítico de segunda fila pero preboste de un organismo del presunto gobierno de Quim Torra ( presunto por aquello de su continuo desprecio a la legalidad vigente ) califique de “ castaña “ la película de moda ( aparte de la mucho más divertida Padre no hay más que uno 2 “ de Santiago Segura) despierta la atención .
El comentario sobre la inteligencia del consumidor cultural, será mejor dejarlo a un lado porque el caos intelectual del firmante de esas líneas sobrepasa los limites de este artículo y podría incluso servir a Nolan para un nuevo guión .
Pero no queda ahí la cosa:
Para el jefe de exposiciones del CCCB, se trata de “una prueba más” de que Christopher Nolan es “un señor, ideológicamente, muy de derechas”. “Todas las películas contienen lo que su autor suele querer contar, pero frecuentemente se filtra su inconsciente y aparecen cosas que delatan algo que igual, de manera racional, no quería que estuviera ahí”.
“Un señor muy de derechas “ …. El interés por “Tenet” de repente se incrementa y es que el señor Costa – a quien seguramente casi nadie hace caso en sus recomendaciones – ha logrado el efecto contrario.
No es la primera ocasión en que el director de El truco final se atreve a proponer una teoría o una visión de lo que en ciencia y filosofía se denomina caos. En Origen, la exploración de mundos oníricos llevaba al cineasta hasta los límites de lo inteligible, sobre todo en su brillante desenlace.
Nolan se cree por momentos Heidegger o Husserl, pero el cine es un arte diferente a la filosofía aunque tenga su punto de conexión en la razón vital. Gran mérito es haber convencido Nolan a un gran estudio como Warner Bros. y al mundo entero, de que la película es un entretenimiento a lo James Bond cuando lo que tiene entre manos es un personalísimo tratado sobre la disolución de la personalidad en el tiempo y el espacio. Todo ello a través de un gesto fílmico que se convierte en seña de identidad: el caos. Los personajes de Tenet “mienten”, o mejor dicho ignoran la verdad.
El gesto es un eufemismo para describir la pose, el manierismo de lo recargado, la dificultad de comprensión como nota de estilo. Todo ello envuelto en imágenes impactantes que se clavan en la retina del espectador.
Lo mejor de Tenet es lo que tiene de película de espías, que bebe del cine negro, que recorre países y escenarios, lujo, acción trepidante y ese núcleo fundamental: un héroe sin nombre -John David Washington- que tiene que evitar el fin del mundo a manos del malvado Kenneth Branagh. Puro estilo Bond.
Lo más discutible es el corazón más personal de Nolan, la presunta profundidad que oscurece. Si la claridad es la cortesía del filósofo ( como escribiera el gran Ortega y Gasset ), la pureza narrativa es el regalo del clásico. Y, desde luego, Nolan no es un clásico. Pero es un director de talento, de eso no hay duda.
No aparecen las ideas “ de derechas “ que dice el crítico citado en El País, salvo que no apostar por la izquierda con sus tics cada vez más irrespirables de corrección política , ideología de género, o las artificiales diversidades de las más variopintas minorías sea suficiente “ delito ideológico “ para el firmante de la crítica . Y tal vez sea así, lo que incrementa de golpe el interés de las propuesta.
Para los que quieran aclarar las múltiples dudas narrativas de la historia este enlace les resultará muy ilustrativa :