Enrique de Diego.
El Estado de Partidos es obra de Satanás, el padre de la mentira. Ese es el medio ambiente en el que tenemos que existir. La mentira se ha adueñado del ambiente que la vida se ha hecho hiriente y hay que acostumbrarse a diferenciar lo verdadero de lo falso. Se miente a toda hora, públicamente, en sede parlamentaria, en la presidencia del Gobierno; en los medios de comunicación a todas horas. Todo es mentira y una mentira satánica que conlleva nuestra destrucción.
Auténticas memeces han tomado carta de naturaleza en el mundo de las ideas y hay que transformar la sociedad con respecto a esas cretinadas. La izquierda y la derecha en consenso han preparado las mentiras con las que se ha adocenado a la sociedad, con las que se persigue al que osa levantar la voz en nombre del sentido común o del bien. Vivimos tiempos apocalípticos, como me dice Ignacio Fernández Candela, donde todo se ha trasvalorado, donde al mal se llama bien y la estricta estupidez se da ínfulas, a base de repetirse, de sabiduría.
Donde los amos del mundo, vendida se alma al diablo, deciden sobre vidas y haciendas, destruyendo las bases morales de la civilización, en nombre del pecado y la tontería revestidos de nueva moral. Toda una civilización se tambalea impotente y sin resortes morales, escribió San Josemaría Escrivá de Balaguer en 1975. La civilización implica autodisciplina de los instintos. La religión -también decía el santo- es la mayor rebelión del hombre que se niega a vivir como la bestia.
La única postura, aquí y ahora, para un cristiano es estar contra esta ponzoña del Estado de Partidos y volver al orden natural de las cosas. Disiente completamente de Eulogio López cuando propugna que el único voto católico es Vox. La única postura que marca la sensatez, y no el mero interés crematístico, es no votar, no pactar con el mal, no dejar ningún resquicio al relativismo. Todo lo demás es mentira y Eulogio López miente groseramente. La mentira es un negocio, pero ya no puede asegurar sus compromisos, ya tiene que dejar atrás a muchos. El demonio primero te miente, utiliza la mentira, y luego te destruye; destruye a las sociedades. Dios es más listo, más inteligente y, al final, triunfa. El Estado de Partidos, esa gran mentira, va a caer, en meses, porque tiene los pies de barro. ¿Quién como Dios?, se oye ya la pregunta triunfadora de San Miguel.