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Olivia de Havilland

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine. 

Pasear a su lado por la vida fue muy agradable, señora».

Custer (Errol Flynn ) a su esposa (Olivia de Havilland ) . Murieron con las botas puestas . ( 1941 Raoul Walsh ) 

Olivia de Havilland, nacida en Tokio el 1 de julio 1916  y cuya hermana Joan Fontaine casi logró ser tan longeva como ella (1917-2013 ) ha muerto en París el 26 de julio de 2020, a los 104 años.

Era la hija primogénita de padres británicos, Walter de Havilland (1872-1968), abogado que ejercía en Japón, y Lillian Fontaine (1886-1975), actriz. Su hermana menor fue la también inolvidable Joan Fontaine (1917-2013),  Tras la separación de sus padres, la familia se trasladó a Estados Unidos. Ahí empezaría un nuevo mundo.  Sobre todo cuando en 1935, con solo 18 años entra en la Warner , una de las “ majors “ del gran Hollywood clásico. 

Parecía inmortal y sus interpretaciones lo serán mientras sigan existiendo las películas. Olivia pertenece al recuerdo, a los sueños, a la belleza de la creación artística y en ese ámbito no se envejece, no se muere. Su participación en la fabulosa  Lo que el viento se llevó (1939), interpretando a Melania, la encumbró al estrellato y su primera nominación al Oscar a la mejor actriz de reparto.  La película, una obra maestra absoluta, obtuvo diez Oscar y se convirtió en la más popular de toda la historia del cine ( junto a las posteriores Los Diez Mandamientos, 1956 de Cecil B de Mille, Ben Hur 1959 de William Wyler y Sonrisas y lágrimas, 1965 de Robert Wise ). 

Antes había formado pareja con Errol Flynn ( 1909-1959 ), uno de sus amores de juventud.

Cuando se conocieron, la historia de la Warner cambió para siempre. «Fue un fechazo”, diría ella. Compartieron aventuras   en ocho películas  inolvidables entre 1935 y 1941, siete de ellas dirigidas por Michael Curtiz (‘Capitán Blood,’ ‘La carga de la Brigada Ligera’, ‘Four’s a Crowd’, ‘Robin de los Bosques’, ‘Dogde, ciudad sin ley’, ‘The Private Lives of Elizabeth and Essex’ y ‘Camino de Santa Fe’). Su colaboración acabó con ‘Murieron con las botas puestas’ (Raoul Walsh, 1941), una obra maestra absoluta con esa escena de la despedida entre Flynn y Olivia de tinte shakesperiano y que no puede contemplarse sin sentir como las lágrimas turban la mirada.

 Olivia de Havilland pasó entonces a interpretar personajes dramáticos a los que aportaba su mirada dulce que a menudo encubría un carácter fuera de lo común. Obtuvo dos Óscar en su larga carrera: La vida íntima de Julie Norris (1946, ) de Mitchell Leisen ( una historia femenina insólita en su época ) y La heredera (1949) de William Wyler, otra de sus grandes obras maestras. Adaptación de un texto de Henry James cuenta la vida de una mujer soltera, poco agraciada que vive dominada por su padre (Ralph Richardson ). Un día se enamora de un joven atractivo (magnífico Montgomery Clift ) sin fortuna sin sospechar que el dinero de la herencia es lo que mueve los sentimientos de éste. El desenlace será demoledor, uno de los más impresionantes de la historia del cine.

Olivia de Havilland demostró su talento en películas complejas como A través del espejo, de Robert Siodmak, donde da vida a dos hermanas gemelas muy diferentes, una de las cuales ha cometido un crimen,  y Nido de víboras, de Anatole Litvak donde interpreta a una mujer víctima de terribles pruebas de psiquiatría. El argumento clava su fuerza en el espectador: Un sentimiento de culpa con raíces muy profundas hace enloquecer hasta tal punto a una escritora recién casada, que tiene que ser internada en un centro psiquiátrico; pero el tratamiento al que es sometida contribuirá a agravar más su estado.

Y no podemos olvidar Si no amaneciera (1941), de Mitchell Leisen, con Charles Boyer y Paulette Godard. Es uno de los títulos más románticos del cine. 

El es un bailarín rumano que ha abandonado Francia para rehacer su vida en los Estados Unidos, pero  no puede entrar en el país debido a las leyes de inmigración.  Pacta entonces con su novia (Paulette Godard ) un matrimonio de conveniencia con una ingenua institutriz (Olivia de Havilland ).  Pero ambos vivirán una noche única, donde surge la magia. Si no amaneciera …si la noche fuera eterna…Inolvidable.

A partir de los años cincuenta espació sus trabajos; la pudimos ver en No serás un extraño, 1955 melodrama médico de Stanley Kramer, con Robert Mitchum, Frank Sinatra, Gloria Grahame y Lee Marvin. Y en el western familiar y entrañable El rebelde orgulloso 1958 de Michael Curtiz, con Alan Ladd.

Robert Aldrich la hizo regresar con Canción de cuna para un cadáver, 1966 , historia de suspense y crímenes junto a Bette Davis, un duelo entre estrellas ya veteranas que hizo saltar chispas en la pantalla. La película es una secuela del gran éxito anterior de Aldrich: Qué fue de Baby Jane. Esta película sobre la relación cruel entre dos hermanas  ( interpretadas por Bette Davis y Joan Crawford ) tenía ecos del famoso odio entre Olivia y su hermana, la grande Joan Fontaine. Una rivalidad que duró casi toda su vida. Joan murió a los 96 años, y Olivia ( un año más joven ) ha alcanzado a cumplir los 104. 

La vida privada de Olivia, sus dos matrimonios, sus dos hijos, sus romances, han permanecido en elegante discreción, tan solo la feroz relación entre las dos hermanas traspasó el silencio para ocupar las páginas de las revistas. 

Ambas vivieron los años mejores del séptimo arte desde diferentes apellidos,  ya que no querían que se las relacionase. Hoy son leyenda viva del séptimo arte. 

También se hizo famoso el pleito que De Havilland planteó a la Warner para obtener libertad en la elección de películas.

Olivia se quejaba de que los papeles que le proporcionaban  eran siempre por ejemplo  inferiores a  los de Bette Davis. La Warner la castigó con seis meses de suspensión. Era la costumbre cuando una actor bajo contrato se negaba a trabajar en una película.

https://www.revistavanityfair.es/cultura/entretenimiento/articulos/olivia-de-havilland-cambio-para-siempre-la-vida-de-las-estrellas-en-hollywood/22563

Cuando transcurrieron los siete años del contrato de Olivia, la productora le indicó que tenía que trabajar seis meses más que se habían sumado a su contrato por los períodos de suspensión. Los cumplió, pero, cuando volvió para finiquitarlo, se encontró con que le sumaban nuevamente seis meses. Olivia había tenido bastante. Se plantó ante el todopoderoso Jack Warner y se atrevió a desafiarle.

Olivia ganó el juicio y las sucesivas apelaciones. A partir de entonces- 1946 –  los estudios comenzaron a transformarse poco a poco. La figura del agente se volvió más importante porque los actores preferían trabajar por su cuenta y elegir en la medida de lo posible los personajes. 

Ese camino abierto por ella lo seguirían después numerosas estrellas. 

Los personajes que  Olivia de Havilland  supo encarnar eran jóvenes atractivas y muy tímidas, o damas maduras  de exquisita educación que  fueron capaces de descubrir el amor y el sacrificio. Su talento permanece y brilla en todas y cada una de las películas. Con su muerte, el Hollywood clásico se apaga casi definitivamente en el recuerdo.

Nos quedan aun Eve Maria Saint ( 4 julio 1924 ), Arlene Dahl  ( 11 agosto 1925 )  y  la maravillosa Rhonda Fleming, la mayor de todas ( 10 agosto 1923 ). Supervivientes de ese Hollywood dorado, de la fábrica de los sueños, del mejor cine del mundo. 

 Y las películas mientras se puedan exhibir, no mueren nunca.