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De la vuelta al Cole a la revuelta

Redacción




Fran Bo.

Los sindicatos piden a las comunidades autónomas que hagan un esfuerzo presupuestario como el que ha hecho el gobierno ante la necesidad de contratar a miles de profesores interinos debido a la vuelta a los colegios tras la “nueva normalidad”. No se preocupen, señores, que el esfuerzo lo pondrán las empresas, los autónomos y los trabajadores que todavía no hayan perdido su empleo. La técnica del Estado de las autonomías de los partidos y de sus dieciocho gobiernos consiste en deuda e impuestos. Pero la vaca está esmirriada, ya no sale leche, sino sangre de sus ubres.

Pero abordemos el plan Celaá. Tengan en cuenta que a fecha de la publicación de este artículo el gobierno puede haber cambiado diez veces de plan, por lo que el análisis de estas medidas supone una pérdida de tiempo. Ahora el gobierno dice que los niños no son la fuente de contagio que se pensaba. No contagian tanto, así que pasamos de dos metros de distancia entre alumnos a metro y medio, ¿alguien lo entiende? Vuelvan a leerlo. Veinte alumnos por aula y sin mascarilla. ¿Y los menores de seis años? ¡Todos a clase y sin distanciamiento social! Este gobierno quiere acabar con los abuelos, que son la mejor escuela de la que pueden aprender los niños.

Vayamos al origen. El Ministerio de Educación y Formación Profesional no existe, la ministro Celáa no existe, el gobierno no tiene competencias en educación porque las transfirió durante años a los gobiernos taifa de las comunidades autónomas. Así que para poder emprender un plan de salud pública a nivel nacional en los centros formativos el gobierno debe recuperar esas competencias, algo que no va a suceder porque este es un gobierno de desintegración y no de integración como nos quieren vender. El gobierno de la comunidad autónoma vasca ya ha dicho que no acepta el plan de Celaá, aquí cada cual a la suya, ¡pero si los separatistas catalanes y vascos son los jefes de este gabinete de la pandemia!

Sánchez ha mantenido al menos diecisiete conferencias de presidentes autonómicos vía Internet. El invento del tonto malo, que jamás fue bueno, Zapatero. Ese villano que hoy se codea con la dictadura chavista. El Estado se tiene que reunir con el Estado infinito, para decidir sin irán quince o veinte alumnos, para decidir quién se pone mascarilla o quién le quita los mocos a los niños menores de seis años. ¡Basta ya de chiquillerías! ¡Seamos serios! Llevamos tres meses sin colegios y el mundo continúa. ¡El Covid-19 ha demostrado que el sistema público de enseñanza de las comunidades autónomas es un desastre! Solo se salvan los profesores que a duras penas, y muchos con sus propios medios, han intentado continuar enseñando a sus alumnos utilizando Zoom y Gmail. El Covid-19 ha dejado en carne viva a un Estado de las autonomías incapaz, ingobernable y lleno de burócratas acomodados, amantes de los langostinos, los chalets y los coches oficiales.

¿Plan Celáa? El único plan que necesita España es una crítica sincera al sistema político que sufrimos desde 1978. Un Estado sobredimensionado con unas autonomías que son redes clientelares de los partidos y un parlamento inútil, que a la hora de la verdad, cuando había que tomar medidas drásticas contra una crisis sanitaria, se cerró, porque no sirve para nada más que para blanquear esta partidocracia. Un grupo de jefes oligarcas nos desgobiernan y nos arruinan. Pero no se trata solo de incompetencia, personal que la hay y mucha, la crisis del Covid-19 es una crisis de Estado. Los ciudadanos no podemos consentir que esa crisis la resuelvan los partidos y los sindicatos a sueldo del Estado que la han ocasionado, sino que somos nosotros, la sociedad civil, quienes debemos reaccionar y tomar las riendas. ¡Menos observar planes de burócratas acomodados! ¡Más acción!