Enrique de Diego.
César Bobadilla es el presidente de Demos y está razonablemente eufórico porque el programa La Hora de Demos marcha viento en popa y porque nota un ambiente de creciente apoyo a la República Constitucional pensada y diseñada por don Antonio García Trevijano, Ante este panorama, considera que los restos del MCRC lo mejor es que se disuelvan, que no molesten.
-En todo el tiempo que llevamos colaborando, siempre y sólo he encontrado en Demos lealtad, convicción en los ideales y disposición para la acción. Dignos discípulos de Antonio García Trevijano. Por el contrario, me he encontrado a 3 ó 4 sectarios sin inteligencia, que parasitan de los demás, de los que luchan, que son miembros del MCRC; ineptos que no sirven para nada y nada hacen salvo intentar palos en la rueda…
R- Te agradezco mucho esas palabras, por nuestra parte hacemos lo que podemos lo mejor que sabemos. Para nosotros, tener la oportunidad de ir construyendo un camino real al proyecto de Antonio García Trevijano es una gran alegría y una experiencia incomparable.
Respecto a ese tipo de sujetos que comentas, lamentablemente y como se suele decir en todas partes cuecen habas. Digamos que conocer la figura y la obra de Trevijano, aunque sea de forma superficial al haber sido capaz de memorizar una serie de frases hasta prácticamente convertirlas en hadices, no exime a uno de poder estar en el mundo como una persona tóxica, o como un fanático o un fundamentalista. Precisamente esta clase de individuos, tanto por el nivel intelectual como por el moral que tienen, son los que hicieron tanto daño al MCRC que al final lo acabaron destruyendo como el cáncer destruye a un cuerpo sano.
– La verdad es que en la medida en que perciben que la lucha va en serio y que cada vez hay más ambiente de República Constitucional esas viborillas parecen haberse retirado a sus inmundas cuevas.
R- Pienso que eso puede deberse a muchas cosas. Por ejemplo, me consta que algunos, tras darse cuenta tiempo después de lo que habían venido haciendo, se repliegan atormentados con la prudencia del arrepentido. Imagino que habrá otros que pasen a otra obsesión, otros que simplemente siguen igual pero no lo sabemos porque dejamos de prestarles atención y esa era la llegada que tenían… Al final y por lo general hablamos de eso que llaman “guerreros del teclado”, su repercusión en el fondo es como la de unas gotas en mitad de la lluvia.
– No voy a perdonar que un miembro de MCRC dijera que antes de hablar con César Vidal de don Antonio García Trevijano tenía que “lavarme la boca”. No sé si el MCRC están atontolinados, son mediocres y malas personas, o se dedican a anunciar dentífricos. Deberían medir mucho más sus infectas palabras. Tuve a don Antonio, a sabiendas de que era un maldito y que me la jugaba en una serie de programas de A Fondo en los que don Antonio nos contó su vida pública. No se enteran de la Misa a la media.
R- Pues según lo que yo he podido ver hay un poco de todo, por los motivos que te comentaba antes. Te pondré un ejemplo muy claro entre muchos que podrían citarse. Una de estas personas tóxicas, en los momentos iniciales del derrumbamiento definitivo del MCRC y al hablar yo con ella por teléfono para saber qué le ocurría, me explicó que “ellos” no eran capaces intelectualmente de comprender a Trevijano y que simplemente le tenían una absoluta devoción emocional.
Pues con eso casi que está dicho todo. De ahí el comportamiento fanático de coleccionar hadices descontextualizados, actuar grosera e impulsivamente sin buen criterio… Tan pronto como perciben que sus sacralizados y torcidos esquemas mentales no les hacen sentir como creen que deberían sentirse, reaccionan automática y ciegamente contra aquello que les hace sentir amenazados. Es como una droga, como no reciben el efecto al que están habituados les entra el mono y se ofuscan. Y por todo ello es natural que a veces no sean capaces de valorar las valiosas aportaciones que puedan hacer otros, como en tu caso.
– El MCRC lo funda don Antonio y Demos surge porque es totalmente ineficaz y no hace más que perderse el tiempo.
R- Totalmente de acuerdo contigo. En los últimos años de Trevijano, y en tanto que su equipo de colaboradores más cercano, debatimos con él largo y tendido sobre la dañada imagen que tenía el MCRC tras casi una década de comportamientos sectarios y de acoso en redes sociales. De hecho, parte de la estrategia pasaba por ir poco a poco remediando ese daño con esfuerzo y buen hacer. Y todo el que sepa de publicidad sabe la casi segura ruina que significa tener una marca con mala reputación y tratar de levantar eso.
Por si eso fuera poco, a su muerte la situación lejos de mejorar se degeneró hasta el punto de darnos cuenta de que ese cáncer no era curable, que la metástasis era generalizada y que la única forma de poder hacer algo útil era saliendo de esa jaula de grillos.
– Tengo la sensación de que el idealismo de don Antonio, su lúcida consciencia de lo que estaba en juego para todos los españoles, es que su cuantiosa herencia como fondo de una Fundación, que no se ha constituido, excitara la codicia y la avaricia de algunos, que da la impresión de a ver qué pillan.
R- Ojalá te equivocases, pero también me consta que entre las clases de personas que mencionaba al principio están también los cazadores de fortunas. En cualquier caso, no hay mal que por bien no venga porque toda esta experiencia al final ha resultado muy útil para separar el grano de la paja. Y ahí están los resultados hablando por sí solos.
– ¿Acudieron muchos mediocres en los últimos años de vida de don Antonio?
R- Me temo que los suficientes. Y además se notaban rápidamente quién lo era porque al final, en el día a día, se ve quién hace qué y cómo se comporta con los demás. De ahí que con el tiempo haya surgido un grupo muy bien avenido en Demos, porque nos pudimos conocer muy bien tras años de colaborar para sacar adelante el proyecto.
En resumidas cuentas, hay que tener en cuenta que Trevijano era una persona que atraía a su lado a muchísima gente de toda clase y condición. Y de todo hay en la viña del Señor.
– Dicen que se dedican a vender los libros de don Antonio, pero también se habla de que se quedan con el dinero, que han vendido cuadros y las donaciones de una admiradora se lo han metido en la buchaca. Eso está pidiendo a gritos una auditoría de las finanzas del MCRC.
R- No conozco tan en detalle qué, cuánto y a quién. Lo que si te puedo decir es que los problemas internos se aceleraron mucho cuando, a la muerte de Trevijano, empezaron a aflorar irregularidades en las cuentas y tratamos de examinarlas para ver qué ocurría. Sumado esto a lo demás y especialmente a que la Junta Directiva era responsable patrimonialmente de las ilegalidades que se pudieran estar cometiendo con tanto dinero de por medio, resultaba cada vez más obvio la necesidad de dimitir y fundar Demos. El MCRC murió cuando murió Trevijano, pero tardamos un par de meses en verlo.
– Son simples traidores a la memoria de don Antonio porque el hecho es que por ellos el ideario estaría muerto.
R- Y en su conciencia, los que la tengan y mientras la tengan, cargarán ese peso. Tanto los listos de los cuadros, que con tal de aferrarse al botín eran capaces de lo que sea, como los tontos de los libros, que resultaron una herramienta útil para generar caos y facilitar la labor de piratería.
– Vuelvo al tema personal: Lo menos que uno espera es que cuando he sacado de la conjura de silencio, a la que ellos contribuyen, el pensamiento de don Antonio y la he puesto en el primer plano dentro de las ideas posibles, salga un idiota, manipulando a don Antonio y meándose en su tumba, a lanzarte puñaladas traperas por la espalda.
R- Dicen que cuanto menos espera uno menos se decepciona. Hay que ser conscientes de que este tipo de personas, y otras aún peores, siempre estarán en todas partes y a todas horas. Sin perjuicio de actuar en defensa propia debidamente para que no te perjudiquen, lo cierto es que son sujetos irrelevantes que si les dedicas exceso de atención lo único que ganas es perder energías que poder dedicar algo positivo. En definitiva, al final los resultados de tus buenas obras se bastan por sí solos para contrarrestarles. La oscuridad se combate generando luz.
– ¿No sería mejor que se disolvieran?
R- Sin duda. Ya que no aportan, que se aparten. Con el tiempo lo harán y ya casi es un hecho, solo hay que dejar que su forma de estar siga su curso y cada uno acabará dónde deba a causa de sus decisiones. Como reza el dicho latino, verita filia temporis.