Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.
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Si Dios quiere ( 2015 ) es una película dirigida por Edoardo Maria Falcone con Marco Giallini, Alessandro Gassman, Laura Morante, Ilaria Spada. En el confinamiento he elegido revisar grandes clásicos del cine, películas maravillosas de los más grandes cineastas, pero también hay oportunidad de descubrir algunas películas contemporáneas, y Si Dios quiere ha sido una auténtica sorpresa.
El Dr. Tommaso De Luca es un excelente médico, ateo, con una “familia perfecta”: una mujer ama de casa, una hija medio tonta ya casada con un joven con el mismo nivel intelectual que ella, y un hijo, Andrea, que estudia lo mismo que él. Tommaso nota que Andrea pasa mucho tiempo con uno de sus amigos y sospecha que su hijo podría ser homosexual. Para entrar en la onda moderna de ser un tipo tolerante lo escuchamos decir: –«Que tiene de malo, si es por amor, está perfecto que así lo sea»–. Al día siguiente, Andrea, le dice a su mamá que quiere anunciarles algo muy importante. Tommaso asume que sus suposiciones son correctas, se las comunica al resto de la familia y todos se ponen de acuerdo para no juzgarlo y apoyarlo. Llega la noche, él, su mujer, su yerno y su hija se sientan en un sillón y Andrea está frente a ellos con una sonrisa. –«Voy a entrar al seminario, quiero ser sacerdote»– dice. En ese momento Tommaso se queda sin palabras. Le dice a su hijo que si es feliz, él es feliz también. Pero en cuanto su hijo deja la casa, el Dr de Luca pierde la cabeza y comienza a gritar: –«No quiero un hijo sacerdote. Es como tener un hijo que toca la gaita en la calle. ¡No quiero que mi hijo toque la gaita en la calle!». Esto desata una serie de eventos muy divertidos en los que Tommaso conoce al padre Pietro (el responsable de la vocación de su hijo) y aprende el significado más profundo de la vida.
Marco Giallini formidable lleva en su estilo el recuerdo imborrable de Alberto Sordi y Ugo Tognazzi. Su relación de rivales, compañeros, camaradas con Aleesandro Gassman es el eje de la película y da pie a secuencias tan brillantes como la escenificación de la falsa familia pobre, casi neorrealista, de Giallini, cuando el engañado párroco Gassman ha de conocerla.
El inicio de ‘Si Dios quiere’ es sensacional. La película comienza con quince primeros minutos de presentación del personaje principal que son pura comedia ácida, sarcástica y políticamente incorrecta. Vemos al intelectual – el médico – librepensador, ateo, progre y burgués comportarse como un tirano elitista que solo vive para sí y para su trabajo. Su mujer ( una antigua revolucionaria de manifestación diaria ) se ve desplazada y toda la vida es un conjunto de convencionalismos, eso sí, muy modernos.
El caos aparece cuando el hijo reúne a la familia para decir que quiere ser sacerdote, y el padre estalla de ira y sorpresa. Minutos antes especulaba la familia con la sospecha de que el chico pudiera ser “ gay “ y esa era la sorpresa. Es curioso como Tommaso respetaría la orientación sexual de su hijo, no así una posible vocación religiosa. Las libertades tan proclamadas solo son libertades si agradan a quienes nos rodean.
A partir de ese momento el padre tratara de hundir el prestigio de un popular párroco que es el que ha hecho despertar el deseo de fe en el chico. El medido se hace pasar por un pobre que precisa ayuda y el cura le da trabajo. Le ofrece negocios sucios que rechaza y poco a poco le va dando una lección de vida, esperanza, calidad humana … y a última hora del sentido de la fe y la creencia a través de la oración, el respeto y la libertad.
El desenlace será sorprendente pero el aprendizaje ha surtido efecto, y el ateo doctor progresista habrá caído en la cuenta de que su intima soledad humana necesita un nuevo comportamiento y la recuperación de la familia.
Hay numerosos instantes antológicos, hemos citado la casa ficticia con la que el doctor intenta impresionar al cura. Hay otros como el momento en el que éste descubre el engaño y se comporta con igual estoicismo teñido de sonrisa y buen corazón. O los sermones nocturnos en los que con un lenguaje desenfadado el sacerdote se acerca al corazón de su público mayoritariamente juvenil.
Tommaso descubre la grandeza de las pequeñas cosas al tratar de averiguar quién era el responsable de «lavarle el cerebro» a su hijo desde atender una pizzería, hasta restaurar una iglesia: las situaciones que el padre Pietro lo hace vivir son sorprendentes. De ese modo el doctor –cirujano va a abrir los ojos a algunas realidades olvidadas : la ayuda al otro, la alegría, la sencillez, el amor a su familia, etc.
Si Dios quiere es una obra original, divertida y que hace pensar. Todo ello en un escenario de incorrección política en la que se pasa revista de forma sarcástica a las contradicciones y la radical hipocresía y vaciedad de determinados comportamientos “progres “ y bien pensantes de quienes en el pasado fueron revolucionarios ( tremenda la escena en la que la esposa vuelve a una manifestación estudiantil y es herida por la policía ) y ahora se han convertido en una caricatura de si mismos.
Pero la solución no es regresar a la trasnochada revolución de su juventud sino abrir la mente a la auténtica revolución, la del trabajo, la esperanza y la fe.
Una película a descubrir y recomendar, sin duda.