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El error Pablo Casado

Redacción




Enrique de Diego.

Pablo Casado no va a unir a la derecha, va a desunirla. Le falta carisma y madera. Es un muñeco en manos del ventrilocuo José María Aznar. Es un líder de opereta, que sirve para repetir argumentarios sin trabarse pero carece de autorictas.

La negociación con Ciudadanos viene marcada por la torpeza, por la acumulación de torpezas, por la torpeza infinita. Primero se descuelga Alberto Núñez Feijoo y después se le hace una ofensa a Alfonso Alonso y a todo el Partido Popular vasco, en unas dimensiones superlativas que se transferirán a la campana electoral. Luego están esas siglas infantiles, con un Ciudadanos en derribo, encantados de obtener dos puestos de salida, pero dando una vez más la imagen de partido veleta, aceptando el concierto vasco. El acuerdo establece «el compromiso de respetar los regímenes forales de los territorios de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya» y «la aceptación del Concierto económico vasco», pero reclamando que el cálculo del Cupo se haga con «máxima transparencia y respetando la solidaridad entre todos los españoles».

El error Cayetana Álvarez de Toledo, que ya deterioró a los populares vascos tildándoles de tibios hacia el nacionalismo, pasa a ser el error Pablo Casado, con una negociación en la que no han estado los directamente afectados y la que se cita a Alfonso Alonso mal, a fin de que legitime el pacto, cuando a él no se le confirma como candidato a lehendakari. ¿Con qué cara se presenta a las elecciones cuando es manifiesta la hostilidad de su partido? Y ¿a qué vienen los dos famosos puestos de salida de los que tanto se ufanan, con razón, los de Ciudadanos, cuando ese partido ni pincha ni corta, ni tiene representación parlamentaria, ni un mísero concejal?

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Son unas siglas que restan más que suman y se ponen en plano de igualdad, deteriorándolas, a las del PP. Se ha lucido, cono negociador, Pablo Casado. Y también Teodoro García Egea. Todo eso a costa de desacreditar a su partido en Vascongadas. El único que sale ganando es Ciudadanos, pero es una victoria pírrica. Todo dependerá de los resultados en las elecciones vascas, pero no serán buenos, no pueden serlo cuando se cometen tantos errores. Eso da la imagen de un liderazgo débil, poniéndose en evidencia, destruyendo a su propio partido, débil con los fuertes -Alberto Núñez Feijóo- y fuerte con los débiles -Alfonso Alonso-; la negociación ha degenerado en espectáculo penoso. Y ahora, ¿qué? ¿Cómo se va a acordar el programa? ¿Con un partido que vota a favor de la eutanasia? ¿Cómo se va a articular la campaña? ¿Quién será el candidato? ¿Rosa Díez, como se malician en el PP en el País Vasco, una política quemada, excéntrica y nulo tirón en el País Vasco donde está más vista que el tebeo? Pablo Casado ha dinamitado al PP en el País Vasco. Sale a perder.

La verdad es Pablo Casado no da. Más que un líder, parece un mañaco.