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Risto Mejide se obsesiona con Rocío Monasterio

Redacción




Luis Bru.

Risto Mejide se ha obsesionado con Rocío Monasterio. Le dedica el 80% de los programas y parece que investiga, pero repite las informaciones de El país, de las cuales bebe. Se explica mal y no hace la maldita la gracia. Suponemos que está denunciando un caso de intrusismo profesional, para lo cual él y su programa no son los más indicados, aunque, en su petulancia, se arrogue el papel de regenerador del periodismo patrio, sin ningún título para ello.

En cada programa, repiten la chabacanería de que Rocío Monasterio es una señora que «se quita las bragas a pedos», al parecer sacada del refranero para indicar que es una señora de armas tomas o que se viene arriba. Antonio Castelo ha metido la pata, sin retruécanos, y ha superado todos los límites de las normas de recto comportamiento para caer en la zafiedad lisa y llana. Se lo indicó la otra estrella de la Cuatro:

Joaquín Prat: Te lo digo con todo el cariño, a mí la broma…prrrffff. No me emociona.

Risto Mejide: Claro, el problema es juzgar un chiste. Hay humoristas  que me gustan más y otros que me gustan menos pero juzgar un chiste es como pretender procesar a John Nieve por todas las matanzas. (se refiere al protagonista de ‘Juego de Tronos’). Es ficción. Quién se ponga en eso está demostrando que hay algún cable que no le funciona bien.

Si quieren dañar a Vox, hay otros caminos, incluso el de no obsesionarse y no darles la campaña hecha, pero caer en la chabacaneria, a la par que su defensa mostrenca del gremialismo, es hacerles el juego.