Luis Bru.
A Ignacio Escolar no se le pasa por la cabeza dimitir -para él sí es un nombre ruso- ante su fracaso colosal en el Brexit y en las elecciones del Reino Unido ganadas abrumadoramente por Boris Johnson y en las que el canditado de Ignacio Escolar, Jeremy Corbin ha cosechado un sonoro fracaso. Corbin representa una izquierda radical tan cara a El Diario, el periódico de George Soros por excelencia en España.
La verdad es que tratar de informarse sobre la realidad internacional con casi todos los medios de comunicación españoles, con prácticamente todas las televisiones, sometidas a lo políticamente correcto, es vivir en el sobresalto y en la mentira. Ningún proceso democrático ha sido tan deslegitimado como el reférendum del Brexit. Desde el primer momento George Soros, con todo su poder que últimamente no le sirve de nada, cosecha fracaso tras fracaso, comete error tras error, se sorprendió y decidió que los ingleses lisa y llanamente se habían equivocado, que habían votado mal y que debía repetirse el referéndum hasta que ganara la adhesión a la Unión Europea.
Ignacio Escolar, como chico obediente, publicaba en fecha tan reciente como el 12 de mayo de 2019 que «los partidos no se pronuncian sobre un segundo referéndum». George Soros se había reunido con donantes del partido «tory» para explicarles su estrategia: enfrentar a los jóvenes con el Brexit, organizar manifestaciones, deslegitimarlo en la calle y convocar el ansiado segundo referéndum. Los donantes no salían de su incredulidad y se fueron educadamente, como corresponde a la educación británica, que no da un portazo en las narices. «Boris Johnson es la última persona a la que votarían los jóvenes británicos», publicó Lara Spirit en El Diario el 5-8-2019. Los jóvenes han votado a Boris como todo el mundo, pues la victoria ha sido imperial y le han votado hasta los feudos laboristas.
En el planteamiento de deslegitmación la izquierda española recurrió a lo peligroso que es preguntar directamnete a las poblaciones. Así Javier Pérez Royo nos ilustraba sobre «Los límites de la democracia directa: el caso del Brexit». Un rollo patatero nítidamente antidemocrático. No se evitó la pólvora gruesa, como cuando Ower Jones el 28-9-2019 escribió «Es hora de pelear y detener el golpe de Estado de Boris Johnson». ¡Golpe de Estado, ni más ni menos!
No se nos envitaron los argumentos apocalípticos: «De cuando el Brexit iba a ser algo bueno, bonito, barato y sencillo», 9-9-2019, «No te creas sus mentiras: esta es la cruda realidad sobre un Brexit duro», que firma Añand Meron, el 3-9-2019, o «El Gobierno de Boris Johnson admite que el Brexit puede crear desórdenes y desabastecimientos», 11-9-2019. Esto es la guerra del incompetente Ignacio Escolar. Momentáneamente, la Bolsa ha subido y sigue saliendo el sol. «John Berkow, expresidente del Parlamento británico: «El Brexit ha sido el mayor error de este país desde la guerra'», 6-11-2019.
Otro de las técnicas de manipulación más usadas por la izquierda es la ridiculización: no se ahorran epítetos, farsa, payaso; «La farsa del Brexit con la foto de uno de sus protagonistas más ridículos». Y la madre del cordero para George Soros y su cuadrilla: la inmigración. «Cuando los políticos culpan a los inmigrantes es porque se han quedado sin argumentos: el vídeo de los laboristas que deberíamos ver en España». Pues si lo viéramos, obtendríamos idéntico resultado que en Reino Unido. Sobre todo si son fanáticos musulmanes. Asì que «Boris Johnson: de fracaso en fracaso hasta la mayoría absoluta», o no nos hemos equivocado, nos han salido mal las cuentas.
Ahora toca la hora de las explicaciones porque el ignorante ilustrado del lector de El Diario debe estar de lo más sorprendido: «El resultado en Reino Unido despeja las dudas: los británicos quieren salir de la UE». ¿Qué dudas despejas? ¿Cuándo ha habido dudas? «Cinco razones para entender la derrota de la izquierda en Reino Unido y otras cinco razones para entender el triunfo de Boris Johnson». Razones hay mil, pero una razón bien poderosa: se llama democracia, la gente no se equivoca cuando vota lo contrario de lo que uno quiere, aunque sea un indocumentado que va de ilustrado como Ignacio Escolar y su am0, George Soros.