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Cataluña: La rebelión de los millennials

Redacción




Javier de la Calle.

Tras una semana de conflicto y vandalismo, con 288 agentes heridos y 194 detenidos, ha sorprendido el abrumador protagonismo que han tenido en las algaradas jóvenes y adolescentes. Como titula El Confidencial: ERC, devorada por su propia criatura: los CDR expulsan a Rufián de las protestas. Hay un desapego hacia lo institucional, también del separatismo, y un desbordamiento del presidente de la Generalitat, Quim Torra, que puso en marcha el movimiento pero que ya no lo controla. Es la rebelión de los millennials.

Siguiendo la pista de Tsunami democratic se llega a los CDR y a la CUP y a Arran. Pero el vandalismo ha corrido a cargo de okupas, ácratas y antifascistas, que no tienen un proyecto político coherente y que se mueven a gran distancia del separatismo tradicional, de ANC y Omnium Cultural. Han encontrado un caldo de cultivo en los millennials que encuentran en la violencia una salida a su frustración, a su falta de trabajo y de expectativas.

Son muy violentos porque tienen poco que perder y nada que ganar. Inconstantes. Rebeldes sin causa o que han encontrado una en la independencia de Cataluña, pero no en el sentido de la burguesía catalana, sino en la violencia irrestricta por la violencia, en el cambio radical. La revolución de las sonrisas ha muerto y también los planes de ERC para ampliar la base del independentismo.

Provienen de la escuelas públicas catalanas y son el producto de cuarenta años de adoctrinamiento, pero apuestan por un cambio radical y por la oposición a todo lo instituido, que concentran en la policía. Con ellos no se puede edificar nada, solo destruir. Su carácter minoritario se demuestra en el descenso de votos de la CUP, pero es una parte de la juventud insatisfecha, que teniendo todos los caprichos, ni faltándoles de nada, se encuentran con las puertas cerradas, destinados al paro o la subcontratación. Es un problema sociológico, metapolítico, y no deja de ser una broma del destino que ya han coincidido, y hayan ocultado mediáticamente las marchas de los jubilados, que esconde algo más que un problema de orden público.