Luis Bru.
En julio de 2019 Losantos inició una guerra abierta, Federico Jiménez Losantos y el matrimonio de Vox, Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros. Losantos se llegó a inventar una conspiración de altura según la cual los «aristogatos» no hacían ni caso a Santiago Abascal porque querían desbancarle del poder y quedarse con el partido, algo que no se fundamentaba en ningún dato y que no tenía base real. Un puro invento de los que son habituales en el comunicador de Orihuela del Tremedal. De fondo esta la investidura de Isabel Díaz Ayuso, que Federico quería cuanto antes, porque le urgía pillar cacho en la publicidad institucional. Este personaje tiende a confundir y mezclar sus intereses y los de España, y no tiene empacho en mentir sin rebozo.
A tal punto que Losantos llegó a catalogar a Espinosa de los Monteros como «pobre diablo», «niñato que se pone chulo», «el hijo pequeño y no brillante de Carlos Espinosa de los Monteros», «analfabeto y dominguero» y que «tiene una vanidad ilimitada». Si el diputado ultraderechista es «Ivanhoe», «Espinosa de la Vaina» o «Artajerjes», su esposa es, entre otros, «Lady Ginebra».
Pero Federico es un hombre sin criterio, un veleta que da más vueltas que una peonza, y de una frivolidad enervante. Ha hecho las paces de la siguiente forma. Sucedió en el Palco del Real Madrid, antro de toda corrupción. Le vino a saludar «un tío muy alto, Espinosa de los Monteros. Los aristogatos te saludan. Detrás estaba Carlos Espinosa, que a ese le conozco de toda la vida. Y llega Rocío. ¡Hola! Soy la aristógata. ¿Qué hago? Lo más difícil en política es encajar, pues empezamos a hablar de los niños, Tengo un corazón de oro».
¡En qué manos está la nación! ¡Qué estulticia! Nada de ir contra Santiago Abascal, Todo, mentira. La razón del pacto del Palco del Bernabeu es más sencillo. Federico, que te conocemos bien: Isabel Díaz Ayuso ya está investida y la publicidad institucional es muy golosa. No tienes criterio. O sí: todo por la pasta.