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El relinchamiento de Losantos y la maldición del 11-M: «Pedro J y Losantos son dos hijos de puta»

Redacción




Enrique de Diego.

Elevo mis oraciones por las almas de los asesinados en la masacre islamista del 11-M; porque sus familias encuentren la paz y el sosiego a su sufrimiento. De manera especial, elevo mis oraciones por el héroe Francisco Javier Torronteras y por su familia. Fueron 193 víctimas. Hay que contabilizar en el listado de víctimas a Magdalena, policía, esposa y madre. Magdalena era la primera esposa del comisario Rodolfo Ruiz, jefe de la Comisaría del Puente de Vallecas, donde se encontró la mochila que desactivó Pedro el tedax y que dio las pistas para proceder a las primeras detenciones.

José Díaz Herrera.

Magdalena pasó un auténtico calvario cuando dos comunicadores falsarios –Pedro J Ramírez y Federico Jiménez Losantos, con el acompañamiento de algún oportunista como Luis del Pino o Luis del Timo– desarrollaron una absurda y tenaz campaña negando la autenticidad de la mochila y situando a Rodolfo Ruiz como participante en la masacre. Por mucho que hoy pueda parecer sorprendente, tal desquicie alucinado prendió con fuerza en la derecha social, mediante el abuso del poder de la influencia, y Magdalena vio como su familia era señalada por compañeros y vecinos como capaces de perpetrar una masacre. Los intentos por parar aquella torrentera de infundios fueron infructuosos: ni El Mundo ni la COPE le prestaron a Magdalena la más mínima atención. Bajo una presión mediática insoportable, Magdalena entró en una depresión que la llevó primero al internamiento y luego al suicidio. Según José Díaz Herrera, el mejor periodista de investigación, las últimas palabras de Magdalena fueron: «Pedro J y Losantos son dos hijos de puta». Elevo mis oraciones por Magdalena. Tras tanto sufrimiento injusto, Dios la tendrá en su seno.

Losantos, con su relinchamiento. /Foto: lasideasdejegenio.blogspot.com.

De las cosas de las que estoy más orgulloso en mi trayectoria profesional es de haber plantado cara a esos falsarios, por patriotismo, pues el peligro islamista es el más fuerte que afrontan las sociedades europeas, y por amor al periodismo que es siempre búsqueda de la verdad. Cuando Federico Jiménez Losantos fue despedido de la COPE publicó un libro titulado «El linchamiento» en el que daba su versión situándose como la víctima de una extensa conjura que implicaba a la monarquía, al Gobierno, al PP, a la Conferencia Episcopal y al parecer a mí. La capacidad de influencia de los poderes fácticos contra el pequeño turolense al parece palidecían ante la mía. En su relinchamiento, que hubiera sido el título más ajustado al contenido, Losantos incluía un capítulo titulado «Enrique de Diego y los policías del 11-M», que mereció el dudoso honor de servir para el adelanto ofrecido por Libertad Digital. Después, situándose en el papel de linchador, dentro de un pacto con el presunto estafador Julio Ariza, pidió mi cabeza en Intereconomía, que le fue concedida. Lo que me salvó de pasar por las etapas más delirantes del Grupo. No tengo, pues, más que motivos de agradecimiento.

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La grave acusación que me hacía Losantos con su habitual torrontera de vacuidades es que me «había tragado la autoría islamista». Y añadía perlas propias de una mente muy perturbada: «ni Enrique de Diego ni nadie con un mínimo de pulcritud intelectual puede seguir manteniendo el origen islámico de la masacre», incluso el petimetre mentecato que vive una realidad virtual de la que terminará despertando demasiado tarde afirmaba que la sentencia del 11-M desacreditaba la autoría islamista. Losantos se autoconcede una gran indulgencia a la hora de mentir; es un mentiroso patológico.

Hoy sabemos que Losantos estaba a sueldo de Ángel Acebes, que ordenó abrir la caja B del PP para darle dinero, y de Esperanza Aguirre, para decir toda la catarata de estulticias que evacuó. Losantos se inventó aquello de los «pelanas» para desarmar a la sociedad española frente al peligro islamista, haciendo perder un tiempo precioso, que le sitúa como un claro antipatriota o un patriota de pega. Los «pelanas» han provocado masacres en Niza, Orlando, París, Berlín, Bruselas, Estambul.

Eduardo Zaplana. /Foto: elperiodico.com.

Pesa una maldición sobre los conspiranoicos del 11-M que va pasando inexorable factura. Todos los diputados del PP que bailaron el agua a Losantos, como Vicente Martínez Pujalte o Jaime Ignacio del Burgo, han desaparecido de la vida pública. Eduardo Zaplana, imputado por grosero caso de corrupción, ha estado una larga temporada entre rejas. El último caso es el de la jueza Coro Cillán, que les compró a ese par de juntaletras y zampabollos, sus absurdas teorías y ahora ha pasado de ser jueza a ser una indigente. Pedro J Ramírez se ha casado con Cruz Sánchez de Lara, que no es poca Cruz, y es un personaje desacreditado que deambula por el escenario nacional intentando recuperar el protagonismo perdido. Tanto la empresa de El Español como la de Libertad Digital son dos agujeros negros de pérdidas que se encaminan aceleradamente hacia la quiebra. Para salvarse de las consecuencias de sus propios actos, deberían pedir perdón y hacer penitencia, pero me temo que tales cosas no están contempladas en los parámetros de su degradación moral.  Nunca tan pocos mintieron tanto.

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