Josep Sansano.
Margarita de la Vega es una mujer de gustos muy caros. La esposa del expresidente de la Diputación, José Joaquín Ripoll, tenía el teléfono pinchado por la Policía cuando hizo algunas llamadas sorprendentes al secretario de su marido en la institución provincial.
Junto a una amiga se hospedó en el Hotel Selenza, uno de los más caros de la capital de España. La reserva la hizo el diligente secretario. También se encargó de realizar el pago: «No te preocupes, lo ingreso y ya lo justifico yo de la otra manera», indica el solícito secretario, tal y como reflejan las grabaciones de la Policía. En otra llamada, el secretario de Ripoll le aclara a Margarita de la Vega que tiene que “despreocuparse” de los gastos que genere su viaje a la capital de España porque va a dejar en la Diputación un bono.
En un viaje a París, Margarita compra un abrigo de visón por valor de 2.100 euros, un reloj Fran Muller. Margarita llama a Diputación para que el secretario le consiga reserva en un restaurante “de categoría”; no que sea bueno, simplemente que sea caro, muy caro. También tuvo el capricho de cenar en la ostrería propiedad de Gerard Depardieu. El secretario cumplió todos los pedidos.
Los informes policiales estiman que en dos años el matrimonio Ripoll gastó más de 292.000 euros de procedencia no justificada, que no pasaron por cuenta bancaria. Se trató de pagos con billetes de 500 euros. Ripoll medió entre los empresarios Enrique Ortiz y Ángel Fenoll en relación con la planta de tratamiento de basuras de la Vega Baja, a cambio de cuya mediación habría recibido dos viviendas por un valor superior al millón de euros.
La Justicia no ha dirimido aún las responsabilidades penales de José Joaquín Ripoll, pero ésta no es una historia vieja, sino de candente actualidad, que constituye la operación en marcha para el asalto en pinza, PP y Vox. al Ayuntamiento de Alicante.
Margarita de la Vega, anfitriona de los patriotas de Vox
Algunos de los asistentes a la cena de Vox celebrada el 10 de abril en el restaurante Casa Riquelme se sorprendieron cuando fueron recibidos en la puerta por Margarita de la Vega, en calidad de coorganizadora. La misma mujer que tuvo el capricho de cenar en la ostrería de Gerard Depardieu, se encargó de recoger de los comensales los 35 euros que costaba el cubierto.
Vox en Alicante es un partido controlado por José Joaquín Ripoll. Las evidencias son clamorosas y escandalosas. Esa comida, en la que se percibió el fuerte distanciamiento entre el general Manuel Mestre y Ana Vega, la meritoria del despacho de abogados de izquierdas de José Ferrer, había sido organizada por el director de campaña, Eduardo Martínez Fuster, el hombre que más manda en Vox Alicante, en el decir de Mario Ortolá, alcaldable de Vox.
El «fontanero» de Ripoll: fontanero de qué
Eduardo Martínez Fuster es un hombre de Ripoll al cien por cien, concretamente un “fontanero” de Ripoll, del que no se ha separado ni un milímetro. Estas expresivas frases salen de su boca: “yo soy socio de Ripoll en algunos negocios”. “Mi relación política con él viene de hace muchísimos años” y en relación con el exvicepresidente de la Generalitat y expresidente de la Diputación, José Joaquín Ripoll, Eduardo Martínez se define como “uno de sus fontaneros en la sombra”, porque “no me he separado de él ni un milímetro”. Todas estas expresivas frases se encuentran en un vídeo que empezó a circular por las redes sociales y que de ahí reprodujo Rambla Libre, cumpliendo nuestra misión constitucional de informar de cuestiones de relevancia pública. Aunque cuando Martínez Fuster se define como «fontanero» de Ripoll, no sabemos bien a qué se refiere, porque no consta que haya tenido nunca cargo electo u orgánico en el PP, ni que haya tenido puesto alguno en la Diputación de Alicante. ni tampoco creemos que sea el que arregla las cañerías del chalet de Vistahermosa.
Manuel Jiménez, secretario de Ripoll, solícito mayordomo de Margarita
Antes de seguir con el relato de la íntima relación de Vox Alicante con el expresidente de la Diputación, hasta poder afirmarse, como hacen fuentes solventes, que “Vox en Alicante es el partido de Ripoll”, conviene recuperar el inicio de la narración, porque se nos está quedando fuera de plano ese solícito secretario que atiende, como el mayordomo de “Lo que queda del día”, a los carísimos y extravagantes caprichos de la nueva rica con cargo al contribuyente, Margarita de la Vega. Ese secretario que vela constante por la tranquilidad de Margarita, que la insta a despreocuparse, que deja un bono en Diputación y que hace extraños marabarismos contables: «No te preocupes, lo ingreso y ya lo justifico yo de la otra manera». ¿Cuál será, querido lector, “la otra manera”? ¿Y quién es ese sirviente tan adiestrado, secretario personal en Diputación de José Joaquín Ripoll? Hete aquí que se trata de Manuel Jiménez, el número 5 de la lista del Partido Popular al Ayuntamiento de Alicante, introducido a última hora por el inusitado interés de Luis Barcala, asesorado por su amigacho de la Barraca los Chuanos, Vicente Cutanda. Jiménez, casi presentado como el fichaje de un personaje de la sociedad civil, presidente de Hogueras, esa fiesta que ha servido de camuflaje poco purificador para mucha cloaca alicantina, si es que a día de hoy, y desde hace décadas, Alicante no es en sí una cloaca. Jiménez no es ningún fichaje, ni mucho menos una novedad, es servidumbre directa de José Joaquín Ripoll.
La brillante y tortuosa operación Ripoll estriba en el control al tiempo de las candidaturas del PP y Vox al Ayuntamiento de Alicante. Manuel Jiménez, miembro de una saga de la corrupción alicantina, no es la única terminal de Ripoll en la lista del PP. Todo indica que Ripoll lo tiene todo atado y bien atado, hasta que Rambla Libre va a informar de toda la trama política urdida y a desmontarla.