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La derecha mediática es una escombrera que precisa regeneración

Redacción




Luis Bru.

La Sexta Noche, Eduardo Inda, quien brama porque no se habla del batacazo que se ha pegado Podemos, por la sencilla razón de que no se lo ha pegado, gracias precisamente a Eduardo Inda, afirma: “o la derecha se une o no será nada”. Resulta que de ese suicidio colectivo de la derecha en estas elecciones, de esa desunión tienen buena parte de la responsabilidad los indas de turno, esta derecha mediática que es una escombrera que precisa una urgente regeneración.

La derecha mediática decidió, por su ignorancia, por su falta de profesionalidad atávica, desconocer la existencia de la Ley d’Hondt y sus efectos demoledores sobre la fragmentación. La derechita mediática de la señorita Pepis, que no sabe gestionar sus empresas, y la mayor parte están en concurso de acreedores o al borde de la quiebra, ha decidido ajustar las cuentas con el PP porque consideran que no ha satisfecho sus demandas económicas.

Por de pronto, esa derecha mediática nunca ha combatido la corrupción del PP. En muchas ocasiones se ha enfangado en ella como es el caso de Libertad Digital SA, de Federico Jiménez Losantos, a la que el PP compró 410.000 euros en acciones de la caja B y otros 700.000 con la Fundación de la CEIM de Arturo Fernández, controlada por Esperanza Aguirre.

Es una derecha mediática aprofesional, sin ningún crédito, ni credibilidad. No es cierto, por ejemplo, que haya una campaña para cortarle la cabeza a Eduardo Inda y cerrar Okdiario, lo que hay es una seria duda sobre la ética profesional en sus relaciones con las cloacas del Estado y, específicamente, con el comisario Villarejo. Es Inda el que deambula agitado como un pollo sin cabeza.

Federico Jiménez Losantos con Santiago Abascal. /Foto: libertaddigital.com.

Toda la derecha mediática actual es una auténtica escombrera, lampando por pillar presupuesto público y se han creído que se lo podía dar Vox y han perdido el norte y la racionalidad. El pobre Jiménez Losantos, que está más tieso que la mojama, ha tenido que escenificar ese lamentable episodio en el que ha hecho público que ha votado al PP, en abierta contradicción con su postura durante toda la campaña.

En vez de unir, en vez de buscar puntos de encuentro, la derecha mediática se ha dedicado a desunir y a generar expectativas falsas y alucinadas. Parece mentira, pero Jesús Cacho, el 14 de abril, publicó un delirante artículo titulado “¿Es posible un gobierno Abascal?” en el que afirmaba que había un efecto bola de nieve, que se ha quedado en 24 diputados y a cambio un desastre colosal: 4 años para Pedro Sánchez, sin ninguna representación la derecha españolistas en Vascongadas, el diputado del PP de Álava perdido a favor de Bildu por eso del efecto bola de nieve; la derecha españolista llevada a la marginalidad en Cataluña, con Esquerra yéndose a 15 escaños. ¡Y menos mal que la derecha, menos Vox, que van de patriotas pero todo lo que tocan lo destrozan, se unió en Navarra Suma!

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Jesús Cacho. /Foto: youtube.com.

Puede hacerse un estudio de la histeria vocinglera de la derechita mediática durante los prolegómenos y la campaña electoral y se podrá ver, que salvo Rambla Libre, que con claridad dijo que Vox era “el instrumento perfecto para destruir España”, el resto perdió el sentido de la realidad y el mínimo ejercicio de periodismo que incluye la búsqueda de la verdad. Jesús Cacho hablaba, en pleno delirium tremens, de “auténtica revolución” y espetaba estupideces de tamaño superlativo como que “aquí puede ocurrir cualquier cosa y una de esas cosas es que la derecha acabe sumando con la sorpresa mayúscula de que Vox termine por delante del PP”. O tiene asesores desquiciados o Jesús Cacho debe pensar muy en serio en la jubilación. El problema no es que ambas cosas hayan estado bien lejos de suceder, es que, de hecho, no había posibilidad alguna de que algo así se plasmara en la realidad. Nunca las tres derechas pudieron sumar, porque lo impide la Ley d’Hondt. Sumaron votos, pero no escaños, porque con la Ley d’Hondt 2+2+2, no es igual a 6, sino a 3 ó 4. Lo de que Vox iba a superar al PP es para hacérselo mirar, para pedir perdón y para irse una larga temporada a Palencia.

Vox ha sido jaleado por personas que no merecen ningún crédito como Federico Jiménez Losantos y su chiringuito, Hermann Terstch, Fernando Sánchez Dragó o Julio Ariza, quien incluso tuvo la desfachatez de ir el último en la lista de Barcelona. Lo de Federico es para el cierre ordenado de Libertad Digital SA y el retorno a Orihuela del Tremedal, de donde nunca debió salir. Las lecciones de moral de Hermann Terstch resultan estomagantes. No tiene ningún crédito. Ese es el problema de la derecha mediática, junto a su falta de profesionalidad, que no tiene credibilidad. Hermann Terscht se levantó 1.005.000 euros de Telemadrid, como lacayo de Esperanza Aguirre. Hacer ahora campaña contra las autonomías y sus chiringuitos y sus televisiones es de risa. Que un degenerado como Fernando Sánchez Dragó haga un libro entrevista con Santiago Abascal, quien afirma que hay que volver a los principios de nuestros padres y nuestros abuelos, indica que ambos son unos histriones.

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De fondo, Vox se ha posicionado contra la libertad de expresión. No sólo contra los medios no afines, no sólo contra la izquierda, sino contra cualquiera que publique algo crítico o contra los que publicaron la metedura de pata de poner en un grupo de watshapp que venía muy bien que no se permitiera a Abascal participar en los debates, porque iba a ser contraproducente. La derecha mediática no ha protestado por esa actitud agresiva, lo que indica que no cree en la libertad de expresión.

Julio Ariza, con Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros, en un mitin de Vox en Pamplona.

Vox ahora sólo trata con Okdiario, en plena ola de descrédito y falta de credibilidad, con Libertad Digital, con sus cuentas con más agujeros que un queso de gruyere, y con Intereconomía, escombrera de escombreras. Ha dimitido el jefe de prensa de Rocío Monasterio, por esas agresiones a la libertad de prensa, y ha sido sustituido por Fátima Manzano, de Intereconomía. Lo que ha habido es una especie de ERE por el que toda la servidumbre de presunto estafador Julio Ariza ha pasado a ser la corte de Abascal y sus mariachis. Intereconomía que no sabe hacer radio, ahora bajo el hijo, Yulen, en un escándalo que terminará estallando, como ha empezado a estallar el del Yunque, secta secreta, y mucho menos televisión, que es un pestiño insoportable. Los de Intereconomía fichados por Abascal son por los general unos perfectos inútiles, que nunca han hecho nada de provecho. Almas serviles.

Yulen Ariza.

El daño que ha hecho a España Julio Ariza no es mensurable. Vox no es más que el chiringuito de los Ariza. Un negocio en el que ya participan sus hijos, Yulen y Gabriel, con sus empresas Hadoq y Tizona, que están pidiendo a gritos una investigación a fondo del Estado de Derecho, mientras los trabajadores han sido despedidos sin indemnización. Muy patriótico.

La derecha mediática es una escombrera y precisa una urgente regeneración.