Luis Bru.
Las relaciones entre Julio Ariza y Federico Jiménez Losantos siempre han sido tormentosas, de amor-odio y han empeorado con el tiempo. Ahora libran una guerra cruenta por el control y el favor de Vox, que un Losantos desubicado ha perdido de antemano. Entre Vox y el clan Ariza, que es ya más que Intereconomía y mucho menos de lo que fue, las conexiones son fluidas, múltiples y con un trasfondo económico. Julio Ariza Irigoyen se ha permitido el gesto de cerrar la lista de Vox por Barcelona. Al igual que hizo en su día Monserrat Caballé con la de Convergencia, Ariza pretende dar lustre y respaldo a una candidatura en la que el número 2, Juan José Aizcorbe, fue consejero delegado de Intereconomía y al que Ariza ha dejado sin pagar la bonita cifra de 120.000 euros, que figura en la declaración inventario del administrador concursal, de ese concurso de acreedores en el que está Intereconomía y que parece una mezcla del patio de Monipodio y la casa de tócame Roque.
Mucho lustre no da por cuanto está imputado por presunto delito informático por su supuesta participación y autoría intelectual del ataque informático contra el digital PR Noticias. Una de las mayores agresiones contra la libertad de expresión cometidas en los últimos tiempos, y que ésta demostrado que se perpetró desde Intereconomía, aunque a lo mejor el marrón se lo come entero Luis Sans y sus colaboradores. Luis Sans fue consejero delegado de Intereconomía, conocido en la redacción como el “liquidador”, y ahora está en prisión preventiva pues tras ser imputado en la estafa de Idental, estando en libertad condicional se dedicó a montar una presunta estafa similar.
Julio Ariza siempre quiso tener a Losantos a su servicio, en nómina, como empleado. Ambos pusieron en marcha Libertad Digital en el año 2000 (la salida fue el del 8 de marzo) y Ariza afirma que montó toda la infraestructura informática. Sin embargo, Losantos estableció los Estatutos de forma que Ariza ni pinchaba ni cortaba. Y eso, además, de una regla estatutaria, era una consigna redaccional. Ariza quiso poner como columnista a Ramón Pi –del que el malvado Emilio Romero decía que su inteligencia era más corta que su apellido- para que escribiera a favor del derecha a la vida, contra la ingeniería genética y la fecundación in vitro, pero Losantos se negó. A Ariza y Losantos hay tantas cosas o más que les separan de lo que les une. El navarro terminó vendiendo todas sus acciones en Libertad Digital SA.
A ambos dos les ha unido en el pasado una obsesión: hacerse con la COPE. Losantos de manera moral, patrimonializándola, como su coto y paraíso. Y Ariza desde el punto de vista accionarial, pero de gratis. Dada su condición de católico oficial, Ariza siempre se creyó con derecho a que los obispos, tibios, le cedieran la COPE. Y esa fue de una de las razones por las que compró la empresa de La Gaceta de los Negocios, porque incluía un paquete accionarial de la COPE del 2% que le daba acceso al Consejo de Administración. Y con esa finalidad fichó a Alfredo Dagnino, polémico presidente de la Asociación de Propagandistas Católicos, aunque Dagnino aprovechó su posición para intentar dar su salto personal a la cadena de la Conferencia Episcopal. Cuentan que el escritor Juan Manuel de Prada se chivó a Ariza de que cierto día a cierta hora Dagnino se había citado con Fernando Giménez Barriocanal, para negociar en favor de sus intereses personales, y Ariza llamó de urgencia de Dagnino para que se presentara en su despacho, sin excusa ni pretexto, a la hora en la que tenía que estar en el de Barriocanal y tras entretenerle para provocarle angustia y que sudara frío procedió a despedirle sin contemplaciones.
Cíclicamente, Ariza y Losantos han negociado acuerdos de colaboración. Muchos no fructificaron y los que lo hicieron no fueron fructíferos. Durante tiempo, Losantos pretendió aprovechar los claros síntomas de crisis económica de Intereconomía –estaba quebrada desde 2010 pero Ariza trampeó- para situar a Dieter Brandau como presentador de El Gato al agua y a Javier Somalo -¡qué obsesión más enfermiza con este par de inútiles- como director de las Radios, en un primer paso para un fusión con Es.Radio. Pretendía una especie de regalo de Navidad.
Tras la precipitada marcha de Antonio Jiménez a Trece, porque no se le pagaban las facturas de falso autónomo, Ariza y Losantos cumplieron su sueño equinoccial de colaborar. Se firmó un acuerdo para 3 años, por el que Intereconomía emitiría el programa de La Mañana de lunes a viernes de 7 a 11 de la mañana y Losantos participaría 2 veces al mes en El gato al agua, al tiempo que incorporaría como contertulio a su programa a Xavier Horcajo, quien ha seguido sonriendo en El gato al agua sin mucho motivo para ello, porque Ariza le ha literalmente arruinado, pero no ha tenido las agallas de decirlo para mantener un mínimo de presencia pública. Emitir por televisión un programa de radio es una mezcla de locura y estupidez. Los lenguajes informativos son muy distintos. Y Federico nunca ha dado bien en televisión y menos en debates. Él está acostumbrado a que siempre se le dé la razón y a no llevarle la contraria. Así que en El gato al agua, donde apenas sobresalía de la mesa, fue un completo fiasco. Ese acuerdo se firmó cuando Intereconomía ya iba por su segundo ERE y adeudaba varias nóminas a la plantilla, lo que no provocó ningún escrúpulo moral en el laxo Losantos.
Las 3 temporadas no se cumplieron. El 18 de marzo de 2014, Libertad Digital SA firmaba un acuerdo con Unidad Editorial, propietaria de la mitad de la licencia de radio, concedida por Esperanza Aguirre. En su comunicado aseguraba que “solventamos así los problemas de las últimas semanas debidos a que nuestro anterior proveedor tuvo que reorganizar la gestión de sus canales”. Esa reorganización era sencillamente que, ante los impagos, Vocento había cortado la señal de Intereconomía.
Llegamos al presente cuando se dirime una guerra cruenta en torno a Vox, que hace tiempo que Losantos tiene perdida y va a terminar por desgastarle. Federico ha jugado a ideólogo de las tres derechas y a pasar la gorra al nuevo equipo de Gobierno de la Junta de Andalucía. Las puertas del PP las tiene completamente cerradas. Le culpan de ser uno de los causantes del deterioro actual y un desagradecido a todas las prebendas que se le concedieron. Con Ciudadanos, con el que podría estar más cercano, se ha dedicado a enfilar a Albert Rivera. No es fiable ni para el PP ni para Ciudadanos. Con Vox ha conseguido la victoria pírrica de cobrarse, en linchamiento conjunto con la izquierda mediática, la cabeza del historiador Fernando Paz, lo que no se le va a perdonar, porque es persona querida dentro de Vox y muy cercano a Abascal. Y puede considerarse un tanto a su favor que su medio suegro Fernando Sánchez Dragó haya dejado por un momento la pornografía para hace un libro infumable de entrevista con Santiago Abascal, el chico de Amurrio que no lee y que quería ser guardabosques. Losantos tiene también a su favor a Luis del Pino que es uno de los periodistas de cámara de Abascal y que incluso ocupa un puesto en la directiva de Hazte Oír, el núcleo más duro de Vox. Pero las relaciones entre Losantos y Luis del Pino son frías y distantes, de estricta conveniencia.
Losantos tiene todavía cierta influencia sobre Vox, heredada de la etapa común de Abascal y Federico, en la órbita de Esperanza Aguirre, pero carece del contenido confesional católico que es muy fuerte y cada vez más, en Vox. Es una derecha pagana rancia. Julio Ariza puede ser considerado uno de los fundadores de Vox. Se dirigió a los militantes como orador en la primera Asamblea General del partido y fue elegido para dirigirse a los manifestantes en una de las concentraciones en Colón.
El clan Ariza, con sus hijos Yulen y Gabriel, forman parte del núcleo duro y directivo de Vox en la trastienda. El equipo de Abascal le ha sido facilitado por el clan Ariza, empezando por su jefe de gabinete de hecho, Kiko Méndez Monasterio. Han hecho giras por el extranjero pidiendo dinero en nombre de Vox. Están montando una especie de núcleo intelectual e ideológico, al tiempo que perpetrando un presunto alzamiento de bienes, que no les ha estallado hasta el momento.
Julio Ariza siempre quiso tener a su servicio un partido que el PP necesitara para gobernar y que le permitiera negociar económicamente. Ahora ese esquema se ha roto para mejor. Ariza y Losantos han vuelto a hablar en los últimos tiempos, porque ambos están mal económicamente, pero en esta ocasión Ariza no está dispuesto a compartir el botín, ni a repartir el negocio. Porque Vox tiene también una parte de suculento negocio. Todo por la Patria pero sin olvidar todo por la pasta.