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La corrupción ideológica de la derecha comenzó con Aznar

Redacción




Enrique de Diego.

El 5 de julio de 1985 es una fecha negra en la historia de España. En esa fecha, por iniciativa de Felipe González y del maldito PSOE, entró en vigor la despenalización del aborto en tres supuestos: terapéutico, violación y malformaciones. La aprobación de tan nefasta ley vino precedida por una campaña de grosera manipulación por parte del Gobierno y de sus medios adictos con lacrimógenos casos límites, desarmando a una sociedad que empezaba a estar anestesiada.

Cabecera de la marcha por la vida 2019. /Foto: lavanguardia.com.

En ese momento, era un joven jefe de la sección política de Abc y, junto con otras personas, nos pusimos manos a la obra para dar respuesta en la calle y organizamos una manifestación que, contra todo pronóstico, resultó un éxito rotundo y que transcurrió por la calle Serrano, como este año la Marcha por la Vida. Hubo una decepción: Federico Trillo se bajó del comité organizador para no comprometer su carrera. Un personaje sin principios amparado en el Opus Dei. Una vergüenza para esa institución católica.

Nada degrada más a una sociedad, nada es más terrible que el aborto. Cuando se dice que es un crimen no se hace otra cosa que reflejar la estricta realidad con las consecuencias añadidas. Dijimos que era el inicio de un coladero, de un matadero, de un genocidio silencioso. He ido comprobando las terribles secuelas en la psique y en las conductas de eso de las “parejas” que han recurrido a tan abyecto crimen, como método anticonceptivo. Luego se tratan entre ellos como los criminales que son. La vida se les hace imposible. La degradación moral es total, porque han perpetrado la agresión más directa y brutal al orden natural.

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El aborto es satánico. Es lo más reaccionario. Es el retorno a los sacrificios humanos. En este caso, notoriamente a satanás.

En 1985, había una esperanza: el Partido Popular recurrió aspectos de la Ley al Tribunal Constitucional y hasta las elecciones de 2011 llevó en su programa la erradicación de esa terrible lacra. Fue José María Aznar el que se desfondó moralmente y, en un pacto diabólico, asumió la despenalización del aborto a cambio de acceder al poder.

Cuando se produjo ese cambio, estaba yo de redactor jefe de Nacional e Internacional del diario Ya, en una etapa en la que empezaba a remontar, pero que fue truncada por onerosas mentiras e intereses bastardos de la Conferencia Episcopal y de la CEOE, que iba a ser el nuevo accionista y no compareció. El cambio de postura del PP fue recibido con un estruendoso silencio. En aquella época, Federico Jiménez Losantos propugnaba que lo que tenía que hacer la derecha era propugnar la aprobación del aborto sin restricción alguna, como un derecho. Nunca pude imaginar que este corruptor pagano, al que la ingesta de tanto somnífero ha dejado el cerebro como un cencerro, pudiera convertirse en una referencia de la derecha.

Publiqué una serie de columnas en Ya, recuerdo que bajo el título castrense de “Vista a la derecha” en la que denunciaba el despropósito aznarista y su enfangamiento en el relativismo moral. Esa corrupción ideológica por la que la derecha va siempre cediendo terreno a la izquierda, que ha sido el preámbulo y el zaguán para la corrupción general. Esa corrupción ideológica no empezó con Mariano Rajoy, que la elevó a la categoría de bella arte, sino Aznar. Soy testigo.

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Estaba en ese momento de director de Ya, Francisco Muro de Iscar, quien me transmitió que había llamado Aznar (al que había ayudado a lanzarle en su carrera política cuando era diputado por Ávila y hasta que llegó a la presidencia de la Junta de Castilla y León), que quería que comiéramos los tres. Lo que quería plantearnos es que yo dejara de tratar esa cuestión del aborto y su nueva postura “porque le traía problemas conyugales”. Una asquerosa presión, a la que no me sometí, por supuesto, pero que muestra la catadura moral del alucinado personaje. También entregó Cataluña a Jordi Pujol –misterio que no esté en la cárcel- y proscribió el españolismo en aquella bella tierra española, prohibiendo que se recurriera la Ley de Normalización Lingüística y sacando de allí con sinecuras a Alejo Vidal-Quadras.

Ahora, el secretario general de PP, Teodoro García Egea ha asistido a la Marcha por la Vida 2019, que ha transcurrido de nuevo por la madrileña calle Serrano. Pero desde la primera vez el PP ha tenido dos mayorías absolutas para haber puesto fuera de la Ley ese crimen horrendo, que corrompe hasta los tuétanos los resortes morales de la sociedad y de las personas.