Miguel Sempere.
Vox presentará como cabeza de lista por la circunscripción de Cantabria a Ricardo Garrudo, presidente de la Fundación DENAES, un empresario cuyo Grupo se encuentra actualmente en liquidación y con signos, según fuentes empresariales, de presunto alzamiento de bienes. Las empresas de Garrudo fueron ultrasubvencionadas por el gobierno regional cántabro cuando estaba al frente el PP.
Vox parece haberse especializado en falsos empresarios con pésimas gestiones, en cuyas vidas por un lado va la teoría y por el otro, la práctica. Es el caso del vicepresidente de Vox, Víctor González Coello de Portugal, condenado por el Tribunal Supremo, ratificando sentencia de la Audiencia Provincial de León. La condena es “por irregularidades contables relevantes” en Marmolerías Leonesas y lo es a 3 años con prohibición de “representar o administrar a cualquier persona”. Víctor González dejó en la calle a 60 personas. Una actuación muy poco ética y nada patriótica. En noviembre de 2017, en una reunión de coordinación de Vox celebrada en Soto del Real, propuso que se recibieran donaciones de empresarios a través de testaferros, como confirman Carlos Aurelio Caldito, exvicepresidente de Vox en Badajoz, y Daniel Molina, expresidente de Vox en Toledo.
Otro empresario muy próximo a Vox que está incurso también en malas prácticas empresariales es Julio Ariza, cuyo Grupo Intereconomía está en concurso de acreedores con unas deudas superiores a los 90 millones de euros. Ariza, quien ni paga, ni indemniza, ha destrozado la vida de cientos de profesionales y familias, lo que no es óbice para que Santiago Abascal lo situara como orador ante la Asamblea General de Vox y en una de las manifestaciones por la unidad de España en la Plaza de Colón. El Juzgado de lo Mercantil número 11 de Madrid ha permitido que el clan Ariza, a través de la empresa Sillicon Radio, haya recuperado la frecuencia de Radio Intereconomía, mientras mantiene su sede en la Calle Modesto Lafuente, edificio “ocupado” por los Ariza que no pagan alquiler a sus propietarios, la familia Serrano Súñer.
Pero siendo estos casos graves, el caso más llamativo es el de Ricardo Garrudo, presidente de la Fundación DENAES, presidente de Vox en Santander y que encabezará la lista del partido de Santiago Abascal por la circunscripción de Cantabria. Garrudo, un personaje con escasa preparación que en ocasiones ha sido citado como el “poder en la sombra” del partido, montó el Grupo Wolder, que actualmente se encuentra en liquidación. Wolder se presentó como una empresa de éxito en el sector de las tablet, que eran producidas en China, una gestión que no parece excesivamente patriótica. En ese país, y en España, ha dejado un reguero de acreedores.
Wolder, lo más parecido a un chiringuito
Ricardo Garrudo montó instalaciones en el Polígono Industrial de Barros con una inversión de 1 millón de euros en las instalaciones. La empresa fue ultrasubvencionada por el Partido Popular a través del gobierno regional cuando éste lo gobernaba dicho partido. Rambla Libre ha contabilizado en los Boletines Oficiales de Cantabria 437.855,92 euros recibidos por la empresa de Garrudo de subvenciones. Una cantidad que chirría bastante con las sensatas críticas de Vox a los “chiringuitos”. Hay que tener en cuenta que DENAES nació con el patrocinio del PP y que Garrudo se movía en esa órbita.
La subvención más fuerte recibida por Wolder fue de 374.398,25 euros por la empresa pública Sodercan para “la creación de 20 nuevos puestos de trabajo y el mantenimiento de los existentes”.
La empresa de Garrudo fue reiteradamente visitada por altos cargos del Partido Popular, como Eduardo Arasti, consejero de Innovación del ejecutivo de Cantabria, y el presidente del ejecutivo, Ignacio Diego.
Al final, las subvenciones para mantener los puestos de trabajo resultaron fallidas. Se perdieron todos. Aunque el hecho de que en las mismas instalaciones ahora opere, con las mismas líneas de negocio (remolques para todo tipo de vehículos, patinetes, casetas de jardín, toldos) el Grupo Okoru, de la hermana de Ricardo Garrudo, sugiere a algunos síntomas de un presunto alzamiento de bienes, de forma que no faltan quienes, incluso entre los militantes de Vox, sospechan que “Ricardo Garrudo busca el aforamiento con su presentación como parlamentario”.