Javier de la Calle.
En un clima paranoico de evitar la llegada de arribistas, Santiago Abascal ha impuesto un régimen dictatorial en el seno de Vox, que no afecta sólo a los nuevos militantes sino también a los antiguos. Hoy, con la presencia sólo de los coordinadores provinciales y sus equipos, la dirección de Vox decide acabar con las primarias, que era uno de sus compromisos fundacionales. Esa medida entra dentro de un clima dictatorial impuesto dentro de Vox.
Tal y como informan a Rambla Libre militantes de la formación, desde las elecciones andaluzas y ante la llegada en aluvión de afiliados nuevos, se dejaron de hacer actos o reuniones con afiliados y se ha evitado cualquier contacto entre afiliados nuevos y antiguos. Ante el más mínimo signo de disidencia, se ha sacado a afiliados de grupos de wasap o se ha revocado la función de coordinación de personas en ayuntamientos.
En definitiva: un régimen dictatorial. Si a esto le añadimos la suspensión de asistencia al Congreso en Madrid del próximo sábado de los afiliados que lo desearan, como así se anunció, y los cambios en los Estatutos anulando Primarias…, «vemos claramente -indican esas fuentes- que nos hemos quedado con un partido con menos democracia interna que cualquier otro partido o simplemente como el resto de partidos, nada nuevo y más de lo mismo».