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Carta a Rocío Ruiz: Debes salir de costalera o dimitir

Redacción




Enrique de Diego.

Como manda la prudencia, he dejado que la noche se pusiera sobre mi ira. Y lo he hecho durante más de una semana, sin que se aquiete la indignación, porque tu caso, Rocío Ruiz, petarda y marisabidilla laica, afecta a lo más pernicioso que es la hipocresía, con los atavíos añadidos de la mentira.

Estando de directora de un Instituto -¡así están los institutos andaluces y así andan los niños andaluces como los más ignorantes y peor formados en los informes PISA- te permitiste ser sincera y atacar de manera directa a la Semana Santa andaluza, a las Cofradías y a todos cuanto la viven con la plasticidad que alcanza, sin par en el mundo, en las tierras andaluzas. Calificaste las procesiones de “desfiles de vanidad y rancio populismo cultural”. En una muestra de doble moral intolerable, como la consejería bien vale una retractación, te permitiste situar a quienes habíais ofendido objetivamente como aquellos que podían haberse ofendido subjetivamente. Con lo que eliminabas toda responsabilidad sobre tus actos. Ahora, escribiste, ya no pensabas así, aunque no explicaste lo que piensas ahora. Una tomadura de pelo muy de Ciudadanos, que fue dada por buena por Juan Manuel Moreno Bonilla, que no se ha visto en otra, y por Francisco Serrano, que el pobre hombre ya lleva demasiado cedido y se va acostumbrando.

La «Macarena». /Foto: abc.es.

Decías algunas cosas que muestran que eres una petarda ignorante como situar las procesiones en una ambientación medieval cuando son propias de la contrarreforma y es evidente su barroquismo, pero así está la docencia en España. Tu primera postura, muy manida, era una patente indignidad; pero tu retractación la supera con creces.

Antonio Gómez Movellán, de Europa laica, te ha pedido, Rocío, que dimitas para ser una mártir del laicismo: “Si dimite, denunciado este nuevo estatuto de limpieza de sangre, haría un gran favor a la libertad de conciencia en España y a la democracia pero si no lo hace, el caso de Rocío Ruiz inaugura un nuevo caso de marranismo, que será cada vez más frecuente, en la España democrática: el de los laicistas que tienen, desde las instituciones, que apoyar al catolicismo para poder tener un cargo público”. Hete aquí, Rocío, que te llama marrana con todas las letras.

Tu debate es de más enjundia de la que parece y es asombroso que no hayas provocado una ola de indignación en Andalucía, lo que indica que los resortes morales están muy bajos. Si la identidad de Andalucía y España es el laicismo, las procesiones de Semana Santa en Andalucía, y en toda España, deben ser prohibidas, por cuanto el espacio público no debe ser invadido por una manifestación religiosa. A esa línea se corresponde tu primera postura manifestada en el panfleto de El Periódico de Huelva. Dices que has cambiado, pero giros tan copernicanos no se producen de la noche a la mañana y han de ser explicados, cosa que tú no has hecho, y por ende eres indigna de seguir en el cargo, aunque seguirás, porque aquí el que llega a una poltrona se pega con silicona.

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Afirmo que las procesiones de Semana Santa en Andalucía, donde se viven con tanta devoción y entusiasmo, son esenciales a la identidad andaluza y fundamentales para la convivencia. Andalucía es católica o no será. Una Andalucía laica es su destrucción, cosmopaleta de tres al cuarto. No me gusta demasiado que a las procesiones se las tilde de tradición, porque van mucho más allá, son actos de fe públicos, teatro religioso en la calle, pedagogía y catequesis de forma que el pueblo cristiano revive la Pasión de Cristo, y a través de los pasos tiene una idea clara de las vivencias de dolor y Redención de Jesús y de su Santa Madre. Son una maravilla enriquecida generación tras generación por la fe gruesa, que se puede cortar, de los andaluces, que son herederos de la reconquista cristiana y no producto de ningún mestizaje ni étnico, ni cultural, ni religioso: Sevilla, por ejemplo, fue despoblada durante tres días de la morisma, tras la rendición a San Fernando III, y repoblada con y por gallegos. Sólo un paréntesis para indicar que pretender que hubo convivencia entre las tres culturas, citando reiteradamente la Academia de Traductores de Toledo, de Alfonso X el Sabio, una experiencia minúscula y a sueldo, es una soberana estupidez. Hubo ocho siglos de batallar constante, año tras año, razzia tras razzia, de modo que Blas Infante no pertenece a la gloria de Andalucía sino a su más absoluta miseria. Y por eso esa birria de bandera es una infamia para Andalucía.

Pero aún siendo actos de fe, autos sacramentales, representaciones religiosas en la calle, en esas maravillosas calles andaluzas, con esa interactividad de todos los actores, con esa maravillosa improvisación de las saetas, son también tradiciones. Que tú, Rocío Ruiz, fueras incapaz de percibir esa inmensa profundidad cultural, artística y teológica te incapacita para la vida pública y para la enseñanza, dedicada a pervertir y hundir en la mediocridad el alma de los niños.

Cristo de la Buena Muerte a hombros de los legionarios. /Foto: elmundo.es.

La tradición es importante, es sumamente importante, es tan importante que sin ella la convivencia se hace imposible. No hay tradición laica en España y por eso prohibir a la Legión sacar a hombros al Cristo de la Buena Muerte sería una salvajada que sólo se le puede ocurrir a petardas como tú, Rocío, y Margarita Robles. Porque la Legión con el Cristo de Mena es Málaga y es España. Las tradiciones son esas regularidades de las que hablaba el filósofo Karl R. Popper que permiten a las sociedades convivir porque pueden dialogar. Los andaluces pueden dialogar sobre la Semana Santa, sobre las Cofradías, sobre tal o cual saeta, sobre Esperanza de Triana o la Macarena, que son la Virgen María, que comprende perfectamente que sus hijos tengan predilección por una u otra foto suya, por una u otra imagen. Las tradiciones, siempre renovadas, son la columna vertebral, el flujo de diálogo entre las personas que conforman una sociedad armónica, por eso no es posible una Andalucía laica –Francia se está autodestruyendo por mor del laicismo- como lo es mucho menos una Andalucía multicultural, que no es otra cosa que el caballo de Troya de la islamización, porque esa Andalucía no dialogaría, sino que estaría llamada a la confrontación. Sería Siria o Irak. ¿Lo entiendes, pedazo de petarda? ¿Eres capaz de entenderlo, tienes dos dedos de frente?

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El sentido de la fiesta es siempre religioso, como bien explicó el filósofo Josef Pieper. Y los defectos de los hombres, Savonarola de cuarta, Rocío Ruiz, tan indigna de llevar tan bello nombre, no empecen ni modifican esa realidad eseencial. La religión es la mayor rebelión del hombre que se niega a vivir como las bestias. Y la religión es fiesta; sin religión, sólo hay bacanal autodestructiva, botellón y blasfemia degradante.

Así que nuestra tradición, la andaluza, claramente, es festiva, porque después de la Cruz viene la Resurrección. En los territorios de la Corona de Aragón hay esa maravillosa tradición de considerar el lunes de Pascua como fiesta y en Elche esa magnífica tradición de las aleluias que se lanzan al paso de Cristo Resucitado y de su Madre, que acude a su encuentro.

Sin tradición no hay diálogo posible, estúpida, cosmopaleta. Como no hay perdón sin propósito de la enmienda y penitencia. No somos nosotros los que nos hemos sentido ofendidos, sino tú, petarda, la que nos has ofendido. Y tú cambio no es creíble. Sal en la próxima Semana Santa de costalera o dimite, Rocío. Eres una vergüenza para Andalucía.

Carta a Rocío Ruiz: Eres una petarda, no llegas ni a marisabidilla