Javier de la Calle.
La Guardia Civil ha detenido a Bernando Montoya como sospechoso del asesinato de la profesora Laura Luelmo. Ésta ya le habló a su familia de él y de que no le gustaba como la mirada. Bernardo Montoya es el hermano gemelo de Luciano, vecino de la víctima, y que estaría en prisión. Bernardo ha cumplido condena por el asesinato de una anciana de 80 años, a la que primero robó y clavó un cuchillo en el cuello y luego, en espera de juicio, sin estar en prisión preventiva, volvió al domicilio y la asesinó.
La Guardia Civil ha estado horas registrando tanto el domicilio de estos dos hermanos, como el de la víctima. Ha sido después de realizar los registros cuando agentes de la Guardia Civil han detenido al gemelo del vecino de Laura como principal sospechoso de su muerte.
Los primeros informes de la autopsia apuntan a que Laura podría haber sido asfixiada, le faltaba parte de la ropa y fue golpeada fuertemente en la cabeza, por lo que habría sido una muerte con violencia. Además, los investigadores creen que habría sido asesinada en un lugar distinto a donde se halló su cadáver; por lo que la habrían trasladado.
Bernardo Montoya entró en prisión en diciembre de 1995 por matar a una anciana, juicio que terminó con una condena a 17 años y nueve meses de cárcel por asesinato, allanamiento de morada y obstrucción a la justicia. En 2009, quebrantó un permiso penitenciario y en 2010 reingresó en prisión de forma voluntaria. Esta condena la cumplió en marzo de 2015, pero no tardó en estar de nuevo entre rejas. En junio de ese año fue encarcelado otra vez por un robo con violencia que acabó con una condena a dos años y 10 meses. Esta pena la cumplió hace apenas dos meses. Su hermano Luciano acaba de salir de la cárcel.
Ambos hermanos tienen antecedentes penales por acoso sexual o asesinato y, por ello, cuando cumplieron condena y volvieron al pueblo, los vecinos les mostraron su rechazo. Incluso se manifestaron en varias ocasiones exigiendo su marcha. La sociedad se pregunta cómo podía estar en la calle un personaje de esta calaña.
Los investigadores centran sus esfuerzos en localizar el teléfono móvil de Laura Luelmo. Según las antenas de repetición de telefonía de la zona, el móvil estaría a nueve kilómetros de distancia de la acequia donde fue arrojado el cadáver de Laura.
Laura dejó su vida en Zamora para ocupar una plaza de profesora de plástica en un instituto de este pueblo de Huelva. Quería ganar puntos para poder optar a una plaza fija y mostrar su talento artístico. La víctima había protagonizado varias exposiciones mostrando sus ilustraciones, incluso en México. Pero también había dado clases de caricaturas en un curso impartido en la Biblioteca Nacional. Sólo llevaba unas semanas viviendo en el pueblo de El Campillo y vivía de alquiler en la caja de enfrente del ahora detenido como sospechoso de su muerte.