Javier García Isac. Director de Radio Ya.
Chus Eguiguren, conocido en los ambientes como Chusito, el amigo de etarras, el que fue secretario general de los socialistas vascos, el que todo lo daba sin esperar nada a cambio, aquel que nos pidió altura de miras, nos pidió comprensión, aquel que no entendía que la mayoría de la sociedad española estuviera en contra de la legalización del brazo político de ETA, el colega vasco condenado a 17 días de arresto por pegar a su esposa ante la sospecha de esta de que su marido mantenía una relación sentimental con otra mujer, el que recibía homenajes emotivos en La Sexta por parte de Antonio Ferreras que le ensalzaba como gran negociador con los asesinos, aquel que nunca se interesó por los más de 800 muertos de la banda, ni por los cientos de mutilados y heridos, el que nunca se preocupó por los extorsionados, ni siquiera por los exiliados, confiesa ahora que el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero estudiaba indultos para los presos de ETA. Indultos a cambio del final de la violencia. Poco importaba la justicia y la dignidad de las víctimas. Los muertos, muertos son, y estos ya no se pueden quejarse, además, para que nos vamos a engañar, el socialismo vasco, ideológicamente hablando, hubo un tiempo en el que estuvieron muy cercanos, muy de colegueo con los criminales de ETA y de eso Chusito sabe mucho, de amistades con asesinos y terroristas.
Chusito no veía mal la actitud del presidente Zapatero “cuando pensaba que iba a acabar el terrorismo, tenía planes de indulto a los presos, ni siquiera el cumplimiento de la condena y los beneficios penitenciarios, estaba dispuesto a ir por la vía de los indultos y mira cuantos años han pasado y estamos todavía con esto pendiente”, se lamenta Chusito.
Que asco me da Chusito y todos aquellos que son tan sumamente comprensivos con estos criminales, que asco me da esta izquierda de salón y caviar. Siempre hablando de derecho humanos, pero solo para criminales, asesinos y violadores, nunca para sus víctimas. Chusito debe recordar que los asesinos de la banda izquierdista ETA, fueron condenados por sus crímenes pasados no por los que pudieran cometer en un futuro.
El partido de Chusito miraba a otro lado cuando ETA mataba y asesinaba, celebraba muchos de sus crímenes, se identificaban con la banda hasta bien entrados los 70 e incluso seguían aplaudiendo muchos de sus crímenes cuando de militares molestos se trataba. No me extraña la postura de Zapatero, igual que no me extraña la de muchos dirigentes socialistas cuando de nuevo nos hablan de indultos, pero esta vez para los golpistas que forman parte de la trama separatista catalana.
Si, me da mucho asco Chusito, no tanto como el asco y la repulsión que siento por Almudena Grandes, la que nos hablaba del “goce que debían sentir las monjas cuando eran violadas por una patrulla de milicianos jóvenes, armados y -mmmm- sudorosos”. Esta sujeta es una gran admiradora de Chusito. Es lógico y es coherente que la petarda de Almudena Grandes sienta admiración por Chus, hasta el punto de reconocer que, “Jesús Eguiguren, es un hombre valiente, inteligente, honrado y digno de admiración”. Lo que sinceramente desconozco es si la mujer de Chusito Eguiguren “gozó con la paliza que le propino su marido con las manos, con un paraguas e incluso con un zapato”, como así reconoce la sentencia que condenó a Chus, a pesar de que su mujer se retractó en el último momento de su versión inicial.
Eguiguren era presidente de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco, al que acompañaba otro gran hombre de paz como Josu Ternera. Todo muy coherente y posiblemente del gusto de Almudena Grandes.